La labor de Mario Vargas Llosa como crítico literario se refleja
en sus ensayos García Márquez: historia de un deicidio y La orgía
perpetua: Flaubert y Madame Bovary (1975). En 1976, con José María
Gutierrez, codirigió la versión cinematográfica de su novela Pantaleón y las
visitadoras.
En 1977 fue nombrado miembro de la Academia Peruana de la Lengua y
profesor de la cátedra Simón Bolívar en Cambridge. Impulsor del partido Frente
Democrático, Mario Vargas Llosa se presentó como cabeza de lista en las
elecciones peruanas de 1990, en las que fue derrotado por Alberto Fujimori.
Otras obras suyas son La señorita de Tacna (1981),
Contra viento y marea (1983), Historia de Mayta (1984) y El
hablador (1988). En 1994 recopiló sus colaboraciones periodísticas en
Desafío a la libertad y en 1997 apareció su novela erótica Los
cuadernos de don Rigoberto, en la misma línea de su anterior Elogio de la
madrastra (1988). Obtuvo el Premio Príncipe de Asturias de las Letras en
1986, el Premio Planeta de 1993 por Lituma en los Andes y el Premio Cervantes en
1995. Desde 1984 es miembro de la Real Academia Española.
Micaela Bastidas
Micaela Bastidas
Puyucahua (Tamburco, Abancay, 23 de junio de 1744 - Cusco, 18 de mayo de 1781) fue una valiente precursora de la independencia
hispanoamericana, jugó un importante papel en la historia del Perú. Esposa y consejera de
Túpac Amaru II,
su desempeño tuvo vital importancia en la rebelión de Tinta. Su ejemplo
de coraje y determinación al defender sus ideales de justicia y libertad hasta
su trágica y despiadada muerte en mano de los españoles, la convirtieron en
leyenda y símbolo de la lucha americana contra la opresión y la explotación
colonial.[1]
Biografía
Hija de Manuel Bastida,
descendiente de africanos , y de Josefa Puyucahua (o Puyucawa), indígena, la
joven Micaela era de esbelta belleza y tez bronceada, con el cabello ondulado.
Por sus raíces tanto africanas como amerindias era conocida por muchos como Zamba, nombre que se daba
en época colonial a las personas producto del mestizaje entre africanos e
indígenas.[2]
El 25 de mayo de 1760, poco antes de cumplir 16 años, se casó
con el joven mestizo descendiente de la nobleza indígena José Gabriel Condorcanqui, en la
iglesia de Nuestra Señora de la Purificación, en el pueblo de Surimana, lugar
del curacazgo de su marido. Condorcanqui
era descendiente directo por línea materna del último Inca Túpac Amaru I. En 1764 fue nombrado cacique de los territorios que le
correspondían por herencia, Pampamarca, Tungasuca y Surimana, y fijaron su
residencia en Tinta, localidad perteneciente a Cusco.[3]
Tuvieron tres hijos varones, Hipólito (1761), Mariano (1762) y Fernando
(1768).
José Gabriel había
recibido una educación privilegiada en colegios jesuitas de Lima y Cusco. Dominaba el castellano, el quechua y el latín, era un ávido lector y su interés
por diversos temas le dio un nivel cultural remarcable. Poseedor de grandes
extensiones de tierras y riqueza, cumplía múltiples roles en la administración
de sus bienes. Como curaca debía mediar entre el corregidor y los indígenas a su cargo. Como próspero
hacendado se vio afectado como el resto de la población debido a las alzas
fiscales y la creación de aduanas internas. Como arriero recorría su territorio, viviendo de cerca las
historias y desgracias de los trabajadores y sus duras condiciones. Como mestizo
sentía que toda la injusticia con su gente lo tocaba en carne propia.[4]
Realizó reclamos y solicitudes oficiales a las autoridades coloniales de Tinta,
Cusco y Lima, para que los indígenas fueran liberados del trabajo obligatorio en
las minas y
exonerados del cumplimiento de la mita,
obteniendo siempre negativas o indiferencia y comenzó a desarrollar una
ideología libertaria basada en la defensa de indígenas, esclavos, criollos y mestizos, orientada a la independencia de su territorio
y comercio de las decisiones de la corona de España.[5]
Micaela, en cambio,
recibió en la infancia la educación elemental en letras y artes que era usual en
esa época para las mujeres. Su marido fue su maestro ideológico, ella se concientizó rápidamente de
la compleja situación de su gente y se involucró con la causa. Lo apoyaba
firmemente, defendiendo y divulgando los postulados que harían resurgir la
conciencia del derecho de los labriegos a liberar su tierra y su existencia de
la mano opresora española.
La rebelión
En 1780, agotadas las
vías de diálogo con los representantes de la corona española, José Gabriel
Condorcanqui inicia un movimiento en contra de la dominación española. Es
apoyado por curacas ligados a hacendados de Cusco unidos en contra de la nueva
aduana, criollos, indios y mestizos. En ese momento adopta el nombre de Túpac
Amaru II en honor de su antepasado el último Inca de
Vilcabamba. El 4 de noviembre de 1780 Túpac Amaru II dio el primer grito de
libertad y difundió una proclama independentista, dando comienzo a la rebelión de Túpac Amaru
II. El corregidor Antonio de Arriaga fue tomado prisionero y condenado a
morir en el cadalso. Los rebeldes instalaron su cuartel general en
Tungasuca.[3]
Desde ese momento
Micaela se convirtió en la principal consejera de Túpac Amaru II, participó en
el juicio sumario contra Arriaga y asumió múltiples roles en el movimiento.
Actuaba con dinamismo y persuasión, tal vez más concientizada incluso que su
marido, ya que el papel de la mujer indígena era el más vilipendiado por los
opresores.[6]
Los indígenas tenían
prohibida la tenencia de armas de fuego, uno de los mayores problemas a los que
se enfrentaron fue la obtención de armamento. Micaela fue la encargada del
aprovisionamiento de las tropas, lo que incluía conseguir y distribuir dinero,
alimentos, vestimentas y armas. Expedía los salvoconductos para facilitar el
movimiento de quienes viajaban a través de amplios territorios. Estuvo a cargo
de la retaguardia indígena, demostrando diligencia y capacidad, implementando
medidas de seguridad y luchando contra el espionaje. Implementó un eficiente
sistema de comunicaciones, organizando un servicio de chasquis a caballo que llevaban rápidamente información
de un punto a otro del territorio rebelde.[7]
Una verdadera legión de
luchadoras andinas, quechuas y aymaras trabajaron junto a Micaela en el levantamiento,
realizaron estrategias y dieron apoyo a las tropas. Para ellas se trataba no
solo de liberar a su pueblo de la explotación española, sino también de
restablecer el rol de la mujer indígena con participación en la vida social y
política, tradición que el sistema colonial intentó abolir convirtiéndolas en
víctimas de todo tipo de abusos. Fueron líderes dentro del movimiento Cecilia
Túpac Amaru y Tomasa
Tito Condemayta, cacica de Acos, entre muchas otras.[8]
Estas mujeres
participaban también en la batalla, junto a sus hijos y maridos. También lo
hacía Micaela, quien con su carácter enérgico infundía aliento a Túpac Amaru
desde el mismo campo de batalla. Luego del triunfo de Sangarará fue constituida
jefe interino de la rebelión.[4]
El 18 de noviembre de
1780 el ejército de rebelde vencía a los españoles en la batalla de
Sangarará. Túpac Amaru expidió un mensaje a los pueblos del Perú, convocando
a los criollos a unirse a la causa india: “Vivamos como hermanos y
congregados en un solo cuerpo. Cuidemos de la protección y conservación de los
españoles; criollos, mestizos, zambos e indios por ser todos compatriotas, como
nacidos en estas tierras y de un mismo origen”.[9]
En marzo de 1871 el ejército de Túpac Amaru contaba con siete mil hombres y
mujeres dispuestos a pelear hasta la muerte contra la corona española, quienes
proclamaron a Túpac Amaru II como Emperador de América.
En testimonios de la
época es Micaela quien aparece como principal estratega a través de tareas
políticas, militares y administrativas y principal consejera del líder. Con su
sólida convicción, claridad de pensamiento y alta intuición, se convirtió en el
sexto sentido de la rebelión.[10]
Muerte
Cuando ella aconsejaba
realizar un ataque inmediato a Cusco para lograr su rendición, su marido no la
escuchó y en un grave error táctico se concentró en otras villas, al tiempo que
fueron delatados por un traidor. El contingente de Túpac Amaru fue rodeado y
emboscado, y junto a Micaela, sus hijos Hipólito de 18 años y Fernando de 10, y
varios de sus familiares fueron apresados y llevados a Cusco, donde
permanecieron presos en el convento de la Compañía de Jesús convertido en
cuartel militar. Fueron sometidos a interrogatorios y tormentos para poder
ubicar al resto de las tropas revolucionarias, les prometían disminuir la pena
si delataban a sus amigos, pero no lograron conseguir de ellos ninguna
información y el 14 de mayo fueron condenados a la pena capital.[11]
La sentencia ordenaba el
"descuartizamiento en vida para el jefe principal, mutilaciones y pena de muerte
para los otros reos, amén de otros castigos".[12]
El 18 de mayo de 1781
fueron llevados a la Plaza de Armas del Cuzco para ser
ejecutados uno a uno. A su hijo Hipólito primero le fue cortada la lengua, por
haber hablado en contra de los españoles y luego fue ahorcado. Micaela y José
Gabriel fueron obligados a presenciar la muerte de su hijo, y luego la hicieron
subir a ella al tablado. A la vista de su esposo y de su hijo Fernando, Micaela
luchó con sus verdugos, hasta que finalmente la sometieron y le cortaron la
lengua, su cuello delgado no alcanzaba al torno para ahogarla, y le echaron
lazos al cuello que tiraban de uno y otro lado para estrangularla, dándole
garrote y terminaron de matarla a patadas en el estómago y los pechos.[13]
[14]
Luego llevaron al centro
de la plaza a Túpac Amaru, quien también fue sometido a una espantosa muerte.
Ambos fueron desmembrados y sus partes enviadas a diferentes pueblos de la
región para ser exhibidos en las plazas públicas, alertando a sus habitantes
sobre las consecuencias de rebelarse.[14]
La convicción de los
ideales de justicia y libertad de Micaela defendidos hasta la muerte, unida a su
familia y luchando junto a su gente, convirtió su historia en leyenda e
inspiración para la gesta independentista de
América Latina.[5]
JOSE PARDO Y BARREDA
|
PRESIDENTE CONSTITUCIONAL
|
Primer gobierno(1904-1908)
Segundo Gobierno
(1915-1919)
|
 |
José Pardo y Barreda,fue un abogado y político peruano, Presidente
del Perú en dos ocasiones. |
HISTORIA:
José Simón Pardo y Barreda nació en Lima, el 24 de febrero de 1864, fue hijo
del fundador del Partido Civil y Presidente del Perú, Manuel Pardo y Lavalle
(1872-1876).
José Pardo fue dirigente del Partido Civil y Ministro de Relaciones
Exteriores durante el gobierno de Eduardo López de Romaña.El presidente de la
Educación y la Cultura
Primer Gobierno 1904-1908
Después de la muerte de Manuel Cándamo Iriarte, Serapio Calderón asumió la
presidencia y convocó a elecciones. El Partido Civil presentó como candidato a
José Pardo y Barreda, el Partido Demócrata a Nicolás de Piérola Villena, quien
se retiró poco antes de producirse las elecciones aduciendo falta de garantías.
Este hecho hizo que en 1904 asumiera la presidencia de la República luego de
ganar las elecciones representando al Partido Civil.
Su gobierno se caracterizó por impulsar la educación. La instrucción primaria
en el Perú, según la Ley de 1876, dictada por Manuel Pardo, estaba en manos de
los municipios. José Pardo, bajo la gestión de su Ministro de Justicia e
Instrucción, decidió afrontar el problema.
Segundo Gobierno 1915-1919
Luego de los gobiernos de Billinghurst y Benavides, volvió al poder en 1915.
Durante su segundo gobierno tuvo que afrontar seria crisis económica debido a
las consecuencias de la Primera Guerra Mundial, así como la agitación laboral
por la conquista de las «8 horas de trabajo» otorgándola el 15 de enero de
1919.
Faltando poco para finalizar su gobierno fue derrocado por Augusto B. Leguía
y Salcedo.
Las Obras Durante su Gobierno:
Impulsó la educación realizando una amplia reforma, por la cual, la Educación
pasó a depender del Gobierno central. Se dispuso también que esta fuera
obligatoria y gratuita y que en todo poblado con más de 200 habitantes hubiese
siquiera una escuela elemental mixta.
La ley promulgada en 1905 se dirigió a reformar el sistema, la educación
primaria pasó a depender del Gobierno central. Se dispuso también que esta fuera
obligatoria y gratuita y que en haciendas, aldeas y minas hubiese siquiera una
escuela elemental mixta al igual que en todo centro poblado con más de
doscientos habitantes.
Se fundó la Escuela Normal de Varones para la formación de maestros,
reorganizó la escuela Normal de Mujeres, inauguró la escuela de arte y oficios,
creó la Dirección General de Instrucción de la que dependían inspectores
encargados de la labor de vigilancia en toda la República.
En el ámbito de la
cultura, creo la Academia Nacional de Historia, de Música, el Museo Nacional de
Historia y la Escuela de Bellas Artes.
También fundó la Escuela Superior de
Guerra para formar oficiales de Estado Mayor.
José Pardo y Barreda murió en Lima, el 3 de agosto de
1947. |
ANDRÉS AVELINO CACERES
|
PRESIDENTE CONSTITUCIONAL
|
Primer Gobierno (1886 - 1890)
|
Segundo Gobierno (1894 -
1895)
|
 |
Andrés Avelino Cáceres Dorregaray En Perú es
considerado un héroe nacional por liderar la resistencia en la sierra central
peruana contra la ocupación de Chile durante la guerra del Pacífico (1879-1883),
siendo general del ejército peruano. Allí fue conocido como Taita Cáceres y El
brujo de los Andes. |
HISTORIA:
.Este insigne militar nació en el año de 1833 en el departamento de Ayacucho,
sus padres fueron Domingo Cáceres Oré y doña Juana Dorregaray Cueva. Desde muy
joven sintió la vocación por la vida militar y se enroló como cadete en el
Batallón de Ayacucho a la edad de 18 años, por ese entonces comandado por el
general Fermin Del Castillo, acérrimo partidario de Castilla, llegando a
participar en su revolución contra Echenique en 1854.
Tuvo la oportunidad de viajar por Europa y otros países de América. Esta
experiencia resultó enriquecedora para que el futuro héroe consolide su
personalidad de peruano, militar y político.
Carrera Militar:
Cáceres inició su carrera militar enrolándose como cadete de las tropas de
Ramón Castilla en 1854, en su ciudad natal. Desde ese momento, sus ascensos se
sucedieron en forma constante y meritoria hasta obtener el grado militar de
mariscal del Perú el 10 de noviembre de 1919.
Sus acciones heroicas y su gran capacidad de estratega destacaron durante la
Guerra del Pacífico que enfrentó a Perú y Chile. Prueba de ello son sus hazañas
en las batallas de San Francisco y Tarapacá, el Alto de la Alianza, San Juan y
Miraflores. En todas ellas demostró su valentía y espíritu de entrega en defensa
del Perú.
Poco después de la ocupación chilena en Lima, Cáceres organizó la resistencia
en los Andes, formando sus tropas con la participación de los sectores populares
y campesinos. Con ellos triunfó en Pucará, Marcavalle y Concepción.
Estas acciones de resistencia son conocidas como la Campaña de la Breña. La
astucia con la que Cáceres condujo a nuestras tropas le valió ser denominado El
brujo de los Andes.
Cuando en 1883 el general Miguel Iglesias firmó el Tratado de Ancón que puso
fin a la Guerra del Pacífico, Cáceres expresó su desacuerdo. Su intención era
seguir luchando hasta lograr expulsar al ejército invasor.
El camino recorrido fue el
siguiente:
Subteniente (13 de mayo de 1854)
Teniente graduado (27
de enero de 1857)
Teniente efectivo (12 de junio de 1857)
Capitán graduado
(11 de enero de 1858)
Sargento mayor graduado (1 de junio de
1863)
Sargento mayor efectivo (3 de junio de 1865)
Teniente coronel
graduado (3 de julio de 1865)
Teniente coronel efectivo (16 de noviembre de
1872)
Coronel graduado (18 de enero de 1875)
Coronel efectivo (27 de
octubre de 1879)
General de brigada (26 de mayo de 1881)
General de
división (25 de octubre de 1886)
Mariscal del Perú (10 de noviembre de
1919)
Guerra de Tarapaca:
Al amanecer del 27 de noviembre de 1879 el grueso del ejército peruano (3000
hombres) se alistaba en Tarapacá para iniciar la marcha hacia Arica, siguiendo a
las dos divisiones que se habían adelantado y ya estaban en Pachica.
Era las 9 y 30 de la mañana cuando tres arrieros llegaron a Tarapacá con una
noticia urgente: un ejército chileno se acercaba por el oeste veloz y
peligrosamente. El coronel Andrés Avelino Cáceres, por iniciativa propia, llevó
su batallon Zepita, dividido en tres columnas, a ganar las alturas. Fue seguido
por el coronel Manuel Suárez y su batallón 2 de Mayo. Afortundamente los
nuestros sorprendieron a la vanguardia chilena del coronel Ricardo Santa Cruz.
Cargaron a la bayoneta con un empuje incontenible, logrando ponerlos en fuga
después de tres horas de sangrienta lucha.
Participo en la Batalla de Miraflores:
Durante el ingreso a Lima por parte de los chilenos, se produjeron varias
batallas, Andrés A. Cáceres participaría en la de Miraflores, quedando herido en
dicho enfrentamiento. Fue acogido y atendido por Jesuitas, tras su recuperación
se dirigió a la sierra para organizar la resistencia. En mayo de 1881 Cáceres
estableció su centro de operaciones en la zona de Jauja y se valió de su
conocimiento de la zona y su dominio del quechua para formar un ejército
constituido en su mayoría por gente del campo, montoneros, guerrilleros,
indígenas, etc. Su contingente llegó a contar con 4 mil hombres medianamente
uniformados y armados.
Desde allí comenzaron sus incursiones hacia la zona de Lima, Cáceres contaba
con librar una guerra de guerrillas obteniendo respuesta por parte de los
chilenos; el 26 de junio Cáceres se enfrentaría a las tropas chilenas en la
provincia de Canta obteniendo una resonante victoria. Tras esto los chilenos
tomarían conciencia del peligro que representaba Cáceres en la sierra y deciden
terminar con su batallón; es así que en enero de 1882 las tropas de Lynch con
3000 hombres se dirigirían a la sierra por canta y el coronel Francisco Gana con
mas de 1800 soldados lo haría por Chincha.
Primer Gobierno 1886-1890
La animadversión generada por la población hacia Iglesias por el contenido de
aquel tratado causó que éste renunciara a la presidencia a favor de Antonio
Arenas, quien la entregó posteriormente a Cáceres. Su mandato, fue muy modesto,
más aún por la crisis derivada de la Guerra del Pacífico. Entre sus obras más
destacables, fue primero el intento de mejorar la recaudación tributaria, la
instauración de la educación primaria obligatoria, y algunas obras de irrigación
en el norte y centro del país.
Lo mas resaltante fue que se impuso una politica de gasto publico, en la que
se invirtió para reestablecer lo perdido en la guerra con Chile, seguido de la
firma del famoso Contrato Grace, que Consistía en la entrega de las rentas
producidas de los ferrocarriles, durante un período de 66 años, y pagos anuales
de 300,000 libras esterlinas anuales, lo cuál aliviaría el peso de la deuda
externa.
El Contrato Grace fue visto como una solución desesperada a la ya inmanejable
crisis en el Perú, lo cual recibió muchas críticas; no obstante fue aprobado por
el Congreso de la República a fines de 1888. Cuando llega a su fin su gobierno,
el Partido Civil le quita el apoyo a Cáceres y lanza la candidatura de Francisco
Rosas, mientras que el Partido Constitucional lanza al Coronel Remigio Morales
Bermúdez, también se lanza Nicolás de Piérola, quien fue apresado por Cáceres,
acusándolo de haber usurpado la presidencia en 1879, violando la Constitución.
Así, Morales Bermúdez fue elegido Presidente de la República para el periodo
1890-1894. Al término de su mandato, Cáceres fue destinado a Inglaterra y
Francia como ministro plenipotenciario.
Segundo Gobierno Presidencia (1894-1895)
Morales Bermúdez murió en el cargo el 1 de abril de 1894 y fue reemplazado
por el vicepresidente Justiniano Borgoño. Tras las elecciones presidenciales
fueron ganadas por Cáceres en medio de acusaciones de fraude. Su segundo mandato
fue inaugurado el 10 de agosto de 1894.
Hubo brotes de rebelión generalizada en todo el país, que finalmente se
unieron bajo el liderazgo del ex presidente Nicolás de Piérola. Las fuerzas
rebeldes atacaron a Lima el 17 de marzo de 1895, la lucha que siguió fue
detenido dos días después por un armisticio firmado bajo los auspicios del
cuerpo diplomático. Reconociendo su derrota y la impopularidad, Cáceres renunció
y fue reemplazado por una Junta de Gobierno provisional.
Llamado "Brujo de los Andes"
Al iniciarse la guerra con Chile es incorporado a la 2º División del Sur,
tomando acciones en las batallas de San Francisco, de Tarapacá y del Alto de la
Alianza, posteriormente es nombrado Comandante de la 5º División del Centro y
participó en las batallas de San Juan y Miraflores, siendo herido en esta
última. Fue acogido por Jesuitas, quienes velaron por su recuperación, una vez
de pie, se dirigió a la sierra central, en la zona de Huancayo, para liderar la
resistencia, obteniendo significativas victorias y ganándose por esto el
apelativo de "El Brujo de los Andes", finalmente es vencido en Huamachuco el 10
de julio de 1833, tras un heroico combate.
Firmada la paz en Ancón, no reconoce la legitimidad del presidente Iglesias,
motivo por el cual lo combate hasta obtener su renuncia. Elegido presidente en
1886 se hace célebre por la firma del controvertido Contrato Grace; permanecería
en la presidencia hasta 1890. Sin embargo no sería la última vez que asumiría el
mando del país pues, tras la muerte de Remigio Morales Bermudez sería favorecido
nuevamente en las urnas, asumiendo un nuevo mandato el 10 de agosto de 1894.
Este periodo se caracterizaría por una fuerte oposición de los partidos
demócratas y civilistas, al punto de lograr su renuncia el 19 de marzo de
1895.
Su Muerte:
Mas adelante sería embajador en Italia y Alemania hasta que el gobierno le
otorga el título de Mariscal un 10 de noviembre de 1919.
Cáceres fallecería
en el año de 1923 |
San Martín de Porres
(Lima, 1579 - 1639) Religioso peruano de la orden de los dominicos
que fue el primer santo mulato de América. Era hijo de Juan de Porres, hidalgo
pobre originario de Burgos, y Ana Velásquez, una negra liberta, natural de
Panamá.
Su padre, debido a su pobreza, no podía casarse con una mujer de
su condición, lo que no impidió su amancebamiento con Ana Velásquez. Fruto de
ella nació también Juana, dos años menor que Martín. Nacido en el barrio limeño
de San Sebastián, Martín de Porres fue bautizado el 9 de diciembre de 1579. El
documento bautismal revela que su padre no lo reconoció, pues por ser caballero
laico y soltero de una Orden Militar estaba obligado a guardar la continencia de
estado.
San Martín de Porres
Hacia 1586, el padre de Martín decidió llevarse a sus dos hijos a
Guayaquil con sus parientes. Sin embargo, los parientes sólo aceptaron a Juana,
y Martín de Porres hubo de regresar a Lima, donde fue puesto bajo el cuidado de
doña Isabel García Michel en el arrabal de Malambo, en la parte baja del barrio
de San Lázaro, habitado por negros y otros grupos raciales. En 1591 recibió el
sacramento de la Confirmación de manos del arzobispo Santo Toribio de Mogrovejo.
Martín inició su aprendizaje de boticario en la casa de Mateo
Pastor, quien se casaría con la hija de su tutora. Esta experiencia sería clave
para Martín, conocido luego como gran herbolario y curador de enfermos, puesto
que los boticarios hacían curaciones menores y administraban remedios para los
casos comunes. También fue aprendiz de barbero, oficio que conllevaba
conocimientos de cirugía menor.
La proximidad del convento dominico de Nuestra Señora del Rosario
y su claustro conventual ejercieron una atracción sobre él. Sin embargo, entrar
allí no cambiaría su situación social y el trato que recibiría por ser mulato y
bastardo: no podía ser fraile de misa e incluso le prohibieron ser hermano lego.
En 1594, Martín entró en el convento en calidad de aspirante a conventual sin
opción al sacerdocio. Dentro del convento fue campanero y es fama que su
puntualidad y disciplina en la oración fueron ejemplares. Más aún, dormía muy
poco, entre tres a cuatro horas, y cuentan que, para no olvidarse de sus
funciones por el cansancio, un gato de tres colores entraba a la enfermería y
empezaba a rasguñarlo avisándole de su deber.
Sus hagiógrafos cuentan que tenía varias devociones, pero sobre
todo creía en el Santísimo Sacramento y en la Virgen María, en especial la
Virgen del Rosario, Patrona de la Orden dominica y protectora de los mulatos.
Martín fue seguidor de los modelos de santidad de Santo Domingo de Guzmán, San
José, Santa Catalina de Siena y San Vicente Ferrer. Sin embargo, a pesar de su
encendido fervor y devoción, no desarrolló una línea de misticismo propia. La
vida cotidiana del futuro santo era frugal en extremo. Era muy sobrio en el
comer y sencillo en el vestir (usó un simple hábito blanco toda su vida). Se
dice que cuando murió no hubo ropa con que amortajarlo, así que lo enterraron
con su propio hábito ya roído.
En el convento, Martín ejerció también como barbero, ropero,
sangrador y sacamuelas. Su celda quedaba en el claustro de la enfermería. Todo
el aprendizaje como herbolario en la botica y como barbero hicieron de Martín un
curador de enfermos, sobre todo de los más pobres y necesitados, a quienes no
dudaba en regalar la ropa de los enfermos. Su fama se hizo muy notoria y acudía
gente muy necesitada en grandes cantidades. Su labor era amplia: tomaba el
pulso, palpaba, vendaba, entablillaba, sacaba muelas, extirpaba lobanillos,
suturaba, succionaba heridas sangrantes e imponía las manos con destreza. En
Martín confluyeron las tradiciones medicinales española, andina y africana;
solía sembrar en un huerto una variedad de plantas que luego combinaba en
remedios para los pobres y enfermos. Debió de empezar su labor como enfermero
entre 1604 y 1610.
La vida en el convento estaba regida por la obediencia a sus
superiores, pero en el caso de Martín la condición racial también era
determinante. Su humildad era puesta a prueba en muchas ocasiones. Parecía tener
una concepción muy pobre de sí mismo y hasta como miserable, y por lo tanto
digno de malos tratos. Aunque frecuentaba a la gente de color y a castas, nunca
planteó reivindicaciones sociales ni políticas; se dedicó únicamente a practicar
la caridad, que hizo extensiva a otros grupos étnicos. Todas estas dificultades
no impidieron que Martín fuera un fraile alegre. Sus contemporáneos señalan su
semblante alegre y risueño.
Otra de sus facultades fue la videncia. Se cuenta que su hermana
Rosa había sustraído una suma de dinero a su esposo, y se encontró con su
hermano, el cual inmediatamente le llamó la atención por lo que había hecho. Su
hermana no salía de su asombro, ya que nadie sabía del hurto. También tuvo
facultades para predecir la vida propia y ajena, incluido el momento de la
muerte.
En línea con la espiritualidad de la época, San Martín de Porres y
su coetánea Santa Rosa de Lima practicaron
la mortificación del cuerpo. Martín se aplicaba tres disciplinas cada día: en
las pantorillas, en las posaderas y en las espaldas, siguiendo un riguroso
horario y evitando mermar su salud para el cumplimiento de otras obligaciones.
Llevaba además dos cilicios: una túnica interna de lana entretejida con cerdas
de caballo y una cadena ceñida, posiblemente de hierro.
Su preocupación por los pobres fue notable. Se sabe que los
desvalidos lo esperaban en la portería para que los curase de sus enfermedades o
les diera de comer. Martín trataba de no exhibirse y hacerlo en la mayor
privacidad. La caridad de Martín no se circunscribía a las personas, sino que
también se proyectaba a los animales, sobre todo cuando los veía heridos o
faltos de alimentos. Tenía separada en la casa de su hermana un lugar donde
albergaba a gatos y perros sarnosos, llagados y enfermos. Parece que los
animales le obedecían por particular privilegio de Dios. Uno de los episodios
más conocidos de su vida es que hizo comer del mismo plato a un perro, un perico
y un gato.
Como se dice de otros santos de la época, Martín también sufrió
las apariciones y tentaciones del demonio. Se cuenta que en cierta ocasión
bajaba por las escaleras de la enfermería dispuesto a auxiliar a uno de sus
hermanos cuando se encontró con el demonio debajo de la escalera. Martín tuvo
que sacar el cinto que llevaba y comenzó a azotar al demonio para que se fuera
del convento. También se le atribuyó el don de lenguas, el don de agilidad y el
don de volar. Sus compañeros, que lo vigilaban continuamente, veían cómo su
cuerpo se iluminaba. Se contó de él que podía estar en dos lugares a la vez y
penetrar en los cuerpos sin mayor resistencia.
Hacia 1619 comenzó a sufrir de cuartanas, fiebres muy elevadas que
se presentaban cada cuatro días; este mal se le fue agudizando, aunque continuó
cumpliendo con sus obligaciones. Con el correr del tiempo, Martín fue ganando no
sólo fama sino que empezó a ser temido. La imaginería popular se desconcertaba
ante sucesos sobrenaturales, algunos de ellos no presenciados pero conocidos de
oídas. Por ejemplo, cierto ensamblador llegó a asustarse porque con mucha
frecuencia se aparecía sin ser visto. Comenzaron a correr rumores de que
deambulaba por el claustro por las noches, rodeado de luces y resplandores.
También causaban miedo sus apariciones inesperadas y sus desapariciones
inexplicables.
En octubre de 1639, Martín de Porres cayó enfermo de tabardillo
pestilencial. Murió el 3 de noviembre de ese año. Hubo gran conmoción entre la
gente, doblaron las campanas en su nombre y la devoción popular se mostró tan
excesiva que obligó a hacer un rápido entierro. A pesar de la biografía ejemplar
del mulato Martín de Porres, convertido en devoción fundamental de las castas y
gentes de color, la sociedad colonial no lo llevaría a los altares. Su proceso
de beatificación terminó en 1962, bajo el papado de Pablo VI.
RAMÓN CASTILLA Y MARQUESADO
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PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA
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(1845-1851)
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PRESIDENTE PROVISORIO
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(1855-1857)
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PRESIDENTE CONSTITUCIONAL
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(1858-1859)
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PRESIDENTE CONSTITUCIONAL
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(1860-1862)
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Un caudillo peruano, Mariscal de Ayacucho Presidente del Perú
cuatro veces. Es considerado el Libertador de los negros y de los indios al
abolir la esclavitud y el tributo indigena. Su primera aparición importante en
la historia del Perú comenzó con su participación en el
ejercito. |
HISTORIA:
Don Ramón Castilla nació el 30 de agosto de 1797, en el pueblo de Tarapacá.
Tarapacá era en aquella época simplemente un grupo de casas que rodeaban a una
iglesia. Ni por su paisaje, ni por su clima Tarapacá era propicio para dar tipos
de carácter contemplativo. Más bien tenía latente la posibilidad de producir
gente sobria y frugal y al mismo tiempo práctica, de acción. Por herencia,
Castilla recibiría también sugestiones de orden análogo. Su padre, don Pablo
Castilla, bonaerense, había sido cateador de minas. Su abuelo Pedro Pablo
Castilla había venido a América como empleado de hacienda del virreinato. Su
madre doña Francisca Marquesado, provenía de un origen no español, sino genovés.
La cuna de Castilla no estuvo, como la de Santa Cruz, mecida por leyendas
suntuosas. Sin embargo, cuando ya Castilla fue un hombre en cuyos antecedentes
se fijó la curiosidad y el interés de sus compatriotas, alguna vez aludió a que
provenía de origen más que decente, dividiendo a los hombres en tres categorías:
los que provienen de origen más que decente, los de origen decente y los de
oscuro origen. Pero la verdad es que por su ignorancia intuitiva, por su astucia
cazurra, por su tenacidad, por su rudeza campechana, Castilla es un exponente
mas bien plebeyo, como lo demuestra también su tipo físico.
En 1812 se enroló, junto con su hermano Leandro, en el ejército realista.
Contaba entonces con quince años. Participó activamente en las campañas contra
la patria vieja chilena. Tras la derrota de los insurrectos independentistas
recibió en Santiago, en 1816, el despacho de cadete efectivo en el regimiento de
caballería Dragones de la Frontera.
A los veinte años, como oficial de escolta del Brigadier Casimiro Marcó del
Pont en el ejército español, cayó prisionero con él tras la Batalla de Chacabuco
el 12 de febrero de 1817 en la hacienda "Las Tablas" cercana a El Quisco.
Enviado al campo de detención de Las Bruscas en Buenos Aires, logra escapar
junto al también prisionero realista Fernando Cacho en cuya compañía retorna al
Perú en una marcha a pie que duró 5 meses atravesando 7 mil millas, muchas veces
por territorios salvajes, y que resulta de por si una hazaña no repetida.
Reintegrado al ejército real, en 1820 recibe el grado de teniente, continua en
filas realistas hasta 1821 año en que proclamada la independencia del Perú. Como
buen militar, acata las órdenes del nuevo régimen legal y se incorpora al
ejército peruano bajo el mando de Don José de San Martín.
Al renunciar San
Martín al Protectorado del Perú, Castilla se pone a favor de José de la Riva
Agüero y Sánchez Boquete.
Tras las batallas de Junín y Ayacucho, en esta
última fue herido dos veces, ascendió a teniente coronel. En 1825 pide licencia
para visitar a su familia en su provincia natal, a su paso por Arequipa conoce
personalmente a Simón Bolivar, quien como recompensa a sus servicios lo nombra
prefecto de la provincia de Tarapacá.
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Carrera Militar:
Carrera militar la inició en las guerras de independencia pero en el bando
realista. Rápidamente pasó a las filas patriotas y tuvo una digna participación
al lado de San Martín y Bolívar. Siempre apoyó a cuanto caudillo autoritario
aparecía en escena principalmente a Domingo Nieto, Felipe Santiago Salaverry y
Agustín Gamarra. Fue prefecto de Tarapacá (su tierra natal) y Puno y opositor
feroz de la Confederación peruano-boliviana. Fue deportado a Chile junto a otros
peruanos inconformes con el proyecto santacrucino y desde allí confabuló junto
al ministro Diego Portales para acabar con la Confederación. Junto a Manuel
Bulnes ingresó al Perú en las llamadas campañas restauradoras y venció a Santa
Cruz en la batalla de Yungay, aniquilando para siempre la unión entre Bolivia y
Perú.
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Primer Gobierno:
Ramón Castilla asumió la presidencia por primera vez en 1845 y tuvo una
política que iba de lo liberal a lo conservador, negociando con las elites y
caudillos regionales la estabilidad política del país. Una vez quietas las aguas
en el ámbito militar y asumida la legalidad del gobierno entre los más
conspicuos caudillos, Castilla aprovechó los réditos del guano para llevar a
cabo un ordenamiento fiscal sin precedentes. Entre sus obras destacan la
creación del presupuesto para los años 1846 y1847, que por primera vez indicaba
las perdidas y forados fiscales en el erario nacional. El guano se convirtió en
el principal agente de divisas para el reordenamiento económico y para el pago
de la deuda externa a Inglaterra y Estados unidos principalmente.
Otra de las preocupaciones de Castilla fue la poca capacidad militar del Perú
frente a sus vecinos y potenciales enemigos. Ordenó la compra de varios buques y
bergantines y la apertura de una escuela militar. Pertrechó al ejército y
adquirió material bélico, cañones, obuses y nuevos rifles.
embellecimiento de lima fue su preocupación:
El embellecimiento de Lima
fue otra de sus preocupaciones. Durante su gobierno se inauguró el alumbrado a
gas en la ciudad capital, se reconstruyó el Paseo de los Descalzos, y se
construyó el Mercado Central de Lima, acaso una de las obras más relevantes,
pues las paraditas o mercadillos que abundaban en la ciudad, fueron muchas veces
focos infecciosos y de propagación de enfermedades.
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Segundo Gobierno:
Este segundo gobierno fue de corte liberal. La expresión máxima de los
pensamientos y expectativas de esta época se expresó en la constitución de 1860,
caracterizada por la inclusión de sectores sociales hasta ese momento excluidos
de la vida política nacional. De igual manera la soberanía popular no hizo mella
a las corrientes conservadoras que postulaban la soberanía de la inteligencia
sobre el ignaro pueblo que no tiene los medios económicos ni las facultades
mentales para conducir al estado.
La constitución se caracterizó por fortalecer las funciones de la cámara de
diputados, reducción del tiempo de gobierno (de seis a cuatro años), elección de
dos vicepresidentes y se le permitía el derecho a voto a todos los hombres que
supieran leer y escribir, a los jefes de taller o pequeña empresa y a los que
paguen alguna contribución al estado.
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Entre sus Obras:
Entre las principales obras del segundo periodo de Castilla sobresale la
realización del Censo General de la República, que dio como resultado una
población de 2 millones 487 mil habitantes, la creación del Departamento de
Loreto y la compra de varios barcos para la exploración y el patrullaje del
Amazonas. Otras obras a destacar fueron la restitución de las Municipalidades y
la creación de la Dirección de Obras Públicas, la inauguración del servicio de
agua potable en la ciudad capital, la construcción del tren de pasajeros
Lima-Chorrillos, la promulgación del Reglamento de Instrucción Pública (1855),
de tendencia liberal y elaborado principalmente por Sebastián Lorente.
Creó los departamentos de Loreto y Cajamarca.
*_Construyó la Penitenciaria de Lima.
*_Construyó los monumentos a Colón y Bolívar.
*_Se creó el Archivo Nacional.
*_Se construyó el Primer Mapa.
*_Firmó el Tratado Mapasingue con Ecuador.
*_Estableció el primer servicio telegráfico.
*_ Realizó el primer Censo de la República.
*_La fragata “Amazonas” al mando de José Boterín dio la vuelta al mundo.
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Castilla es llamado Libertador:
No sólo por haber sido de los vencedores en Ayacucho, sino principalmente
porque redimió al indio del injusto tributo que pagaba por el derecho de vivir
en su propia tierra, y porque liberó al negro de la ignominiosa esclavitud,
nueve años antes de que Abraham Lincoln lo hiciera en los Estados Unidos de
Norteamérica. Y también se le honra como el Soldado deja Ley, porque instauró la
Libertad de Prensa en la Constitución de 1860. Su honradez fue acrisolada, y
gustó siempre de repetir la frase: "Podrán acusarme de todo, menos haber
ensuciado mis manos con el vil metal". Con toda justicia se le considera además
como el Primer Demócrata de Sudamérica y fue tan vasta su obra en este campo,
que en estos cruciales momentos Castilla debe resurgir como un espíritu tutelar
e inspirador que conduzca al Perú por la senda del engrandecimiento, hacia la
recuperación del sitial que siempre debió corresponderle en América y el Mundo.
La Caballería Peruana es el monumento viviente a su memoria, el redoblar de sus
cascos al galope y el resonar de sus clarines, es el cántico a su gloria. El
insigne poeta Sullanero Carlos Augusto Salaverry, cual ningún otro, interpretó y
describió con emoción profunda la vida de Castilla en estos versos: "Fórjele
Dios de acero templado, a contrastar el choque de la guerra, áspero, duro,
indómito soldado, luchó por la ambición de ser llorado, ¡La más bella guirnalda
de la tierra!, iSombra ilustre! De América recibe, eterno el lauro que tu nombre
adquiere ella en el libro de su historia escribe:, ¡Quien vive por su patria
nada vive!, ¡Quien muere por su patria, nunca muere!".
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El Grande Gobernante que Tenia el Perú:
El Gran Mariscal Ramón Castilla es indudablemente el más grande gobernante
que ha tenido el Perú en su azaroso devenir republicano, uno de los jefes más
característicos de nuestro Ejército en todos los tiempos y uno de los más
grandes patriotas con todo mérito reconocido como insigne Patrono del Arma de
Caballería.
la presidencia de Castilla empezó para la república una era de orden y
progreso en todos los aspectos. Una de sus preocupaciones fundamentales fue la
tecnificación del Ejército, a cuyo efecto reabrió el Colegio Militar de
Bellavista. Pero fue su programa naval el que personalizó con trazos vigorosos e
inconfundibles sus atributos de estadista vidente. Castilla proyectó, aspiró,
ambicionó y luchó por dotar al país de modernas unidades navales de trasporte y
de guerra, colocando a la Marina del Perú a la cabeza de sus pares en América
Latina.
Y lo hizo sobreponiéndose a la crítica de legisladores que no supieron prever
las intenciones neocoloniales de España, ni la codicia que despertaba en Chile
el salitre tarapaqueño. Castilla adquirió los bergantines "Guisse" y "Gamarra" y
las goletas "Peruana" y "Héctor" así como el transporte " Alaiza" y ordenó la
construcción del buque de guerra "Rímac" y de la fragata "Amazonas". Para
tecnificar a nuestros marinos dispuso el funcionamiento de la Escuela Naval y
creó el Apostadero Naval de Paita, la Factoría de Bellavista y el dique seco de
San Lorenzo. Y otro aspecto destacable en este ámbito fue la militarización de
las Fuerzas de Policía. En política exterior Castilla dio pasos acertados
definiéndose como un celoso guardián de la intangibilidad territorial de la
nación y como un portaestandarte del panamericanismo. Organizó metódicamente la
representación diplomática y al considerarla suficientemente acreditada, reunió
al primer Congreso de Plenipotenciarios Americanos, iniciando así la política de
la buena vecindad hemisférica que idealizara Bolívar. Fue por aquel tiempo que
el canciller peruano José Gregorio Paz Soldán enarboló el principio de que "la
agresión a un pueblo Americano significa la agresión contra todos", principio
que mucho después, ya en la década del 40 del siglo XX sería sancionado por la
Organización de Estados Americanos.
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Convención Nacional y la Constitución de 1856
En pleno apogeo del primer militarismo, luego de triunfar militarmente en La
Palma, Ramón Castilla convoca a una Convención Nacional de Diputados para que
dicte una nueva Constitución. Sus representantes fueron elegidos, por primera
vez por medio de sufragio directo. Entre sus principales figuras se encontraban:
Pedro Gálvez, Manuel Toribio Ureta, Santiago Távara, Mariano Ignacio Prado, Juan
Cavero, y la figura máxima del Congreso, José Gálvez.
La Asamblea se instaló el 14 de julio de 1855 con 72 diputados, terminando de
aprobar la Constitución el 13 de octubre de 1856. Sin embargo, se reunió hasta
su violenta disolución el 2 de noviembre de 1857. Singularmente fue la Asamblea
que más duró. Entre las primeras medidas de esta Asamblea se encontraba la
elección de Ramón Castilla como Presidente Provisorio.
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Congreso Ordinario y la Constitución de 1860
Que había sido elegido presidente en agosto de 1858, junto con Juan Manuel
del Mar, convocó a un Congreso Ordinario para que renovara la carta
constitucional. La de 1856 no estaba plenamente vigente, por lo que el país
vivía un peligroso vacío institucional.
El Congreso Ordinario, mantuvo en materia de sufragio, la misma dirección que
la constitución anterior. Sin embargo, lo importante fue el debate sobre el voto
de los analfabetos. Se les volvió a negar nuevamente dicho derecho por
iniciativa encabezada por el clérigo conservador Bartolomé Herrera.
Entre los principales aspectos políticos se encuentran los siguientes: son
ciudadanos peruanos los que tienen 21 años o son casados, pero tienen derecho de
sufragio sólo los que saben leer y escribir o son jefes de taller, o tienen
propiedad raíz o son contribuyentes; los poderes son los mismos que las
anteriores, encontrándose el legislativo conformado por dos cámaras, senadores y
diputados; en cada provincia corresponde por lo menos uno, por cada treinta mil
habitantes. Los diputados deben tener 25 años de edad, ciudadanos en ejercicio y
poseer una renta; Los senadores, por su lado, igual pero deben tener 35 años;
Las cámaras se renovarían por terceras partes cada bienio; para ser elegido
presidente los requisitos son iguales a los de senador. El Congreso calificará
las actas electorales y elegirá entre los dos más votados si ninguno llega a
obtener mayoría absoluta. El cargo durará cuatro años y no habrá reelección. Por
primera vez se instala la figura de dos vicepresidentes; se creó la Comisión
Permanente del Congreso, que funcionaría entre los intervalos de las
legislaturas y era conformada por diputados y senadores.
En 1867 se elaboró otra Constitución. No obstante, el gobierno al año
siguiente declaró la vigencia de la de 1860. Conservadora como la de 1839, es la
que más tiempo ha regido la vida republicana, cerca de sesenta años, con sólo
breves interrupciones. El país ingresaba así a un periodo muy especial que abría
paso a los civiles, pero también a la infausta guerra del Pacifico.
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Exilio y Muerte:
En 1864 condena la política internacional del gobierno de Pezet, siendo
apresado y alejado hasta las playas del Peñón de Gibraltar, España. En su
ausencia se produce el Combate del 2 de Mayo.
A su regreso al Perú, es
deportado a Chile por orden del Presidente Mariano Ignacio Prado y desde allí,
ya septuagenario, se rebela contra el derroche de la Hacienda Pública y
desembarca en Pisagua (Puerto de Tarapacá) con una pequeña escolta, siendo su
propósito regresar al Perú y tomar por quinta vez las riendas del gobierno.
Muere durante el viaje hacia la ciudad de Arica, en la Quebrada de Tiviliche el
30 de mayo de 1867. |
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