lunes, 11 de noviembre de 2013

CULTURA

                                           









  LA CULTURA PERUANA


 La cultura peruana es una gran mezcla de componentes de distintas etnias que habitaron y habitan lo que actualmente es el territorio del Perú, las más importantes son el bloque aborigen y criollo o español, seguido por los La cultura peruana, es la cultura creada a partir de costumbres, prácticas, códigos, normas, bloques afroperuano y asiático y en menor medida el italoperuano, todo esto es potenciado por las tres principales regiones naturales, es decir la costa, la selva y la sierra. Es por eso que la cultura peruana se la considerá una cultura mestiza y eso queda ampliamente demostrado en su gastronomía que es recocida por su variedad platos, bebidas y postres, en las danzas como la marinera, el festejo, el tondero, el huayno entre otros.                              
                                                                         
                                                     LA GASTRONOMIA
La cocina peruana es considerada una de las más variadas, tiene el récord Guiness a la mayor variedad y diversidad de platos típicos en el mundo (491) 1. Gracias a la herencia precolombina (preincaica e incaica), gastronomía amazónica, española y africana así como sino-cantonesa, japonesa, italiana y francesa posteriormente, reúne una gran diversidad de mezclas, junto con la criolla, en una gastronomía de cuatro continentes en un solo país, ofreciendo una importante variedad de platos típicos de arte culinario peruano en constante evolución. Basta mencionar que sólo en la costa peruana, hay más de dos mil sopas diferentes y que en el país hay más de 250 postres tradicionales.
                                                                 LA LITERATURA
La literatura peruana tiene su primer vestigio en la obra dramática anónima Ollantay cuyos orígenes se pierden en los tiempos del incanato. En los tiempos del virreinato, la literatura fue basada en la española por muchas de sus similitudes. Destaca en primer lugar, el Inca Garcilaso de la Vega con sus Comentarios Reales de los Incas.
A partir de la época republicana son varios los exponentes de la narrativa peruana como Felipe Pardo y Aliaga, Manuel Ascencio Segura, pero el mayor literato del siglo XIX fue Ricardo Palma con sus célebres Tradiciones Peruanas.
Se destaca en el siglo XX la figura del poeta César Vallejo y su obra Trilce. Contemporáneamente destacan Julio Ramón Ribeyro, Alfredo Bryce Echenique y Mario Vargas Llosa, ganador del premio Nobel de Literatura 2010.
En el 2005, el Perú fue el invitado de honor de la Feria del Libro de Guadalajara, en México.
En el 2007, el Perú es el invitado de honor en la Feria LIBER 2007, en Barcelona

                                 las festividades        

FechaNombre
1 de eneroAño Nuevo
FebreroCarnavales
Marzo-AbrilSemana Santa
1 de mayoDía Internacional de los Trabajadores o Día del Trabajo
2do Domingo de MayoDía de la Madre
7 de junioDía de la Bandera
3er Domingo de junioDía del Padre
23 y 24 de junioFiesta de San Juan
24 de junioDía del Campesino
29 de junioSan Pedro y San Pablo
28 y 29 de julioFiestas Patrias
30 de agostoSanta Rosa de Lima
1 de octubre al 1 de noviembreSeñor de los Milagros
8 de octubreCombate Naval de Angamos
31 de octubreDía de la Canción Criolla
1 de noviembreDía de Todos Los Santos
3 de noviembreSan Martín de Porres
2 de noviembreConmemoración de los Fieles Difuntos o Día de los Muertos
8 de diciembreDía de la Inmaculada Concepción
24 de diciembreNochebuena
25 de diciembreNavidad

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                                                     Costumbres y tradiciones del Perú
  

La Fiesta del Inti Raymi.
Se celebra el 24 de junio, inicialmente la celebración es en la Plaza de Armas de la ciudad del Cusco, para continuar en la Fortaleza de Sacsayhuamán. Todo el procedimiento realizado por el Inca y los ritos dedicados al dios Sol, son tomados de las crónicas del Inca Garcilazo de la Vega.

costumbres del Perú Sacsayhuaman

El Señor de Muruhuay.
Esta celebración se debe a la aparición de una cruz grabada en una roca, por el año 1835. En ese mismo lugar los pobladores de Junín dibujaron a Cristo.
Desde ahí cuando se realizan las celebraciones todas las personas colocan bajo el Cristo cartas dirigidas a él como muestras de fe.
También se realizan bailes como huaynos, huaylas y mucho más.

costumbres del Perú el Señor de Muruhuay

Festival de la Marinera.
Se realiza en el norte del Perú, específicamente en Trujillo, entre el 20 y 30 de enero. Lo principal es el gran concurso de Marinera, donde no importa la edad de los participantes.
Este baile está lleno de coquetería, donde la mujer se da a conocer la agilidad y la elegancia de la pareja, con cada movimiento en la pista de baile.
El movimiento de los pies debe ser excepcional, junto con el cortejo que se debe mostrar entre ambos.

costumbres del Perú la Marinera

viernes, 8 de noviembre de 2013

PERSONAJES PERUANOS ILUSTRES

                                      Jose Olaya Balandra


BIOGRAFIA DE JOSE OLAYA BALANDRA


José Olaya Balandra en una pintura de José Gil de Castro.


Biografía de José Olaya Balandra


José Olaya Balandra nació en Chorrillos, al sur de Lima, en 1782. Sus padres fueron los pescadores Apolinario Olaya y doña Melchora Balandra. Desde pequeño José Olaya estuvo vinculado a la pesca artesanal y la vida en el mar.

Cuando llegó el periodo de la guerra de independencia contra España, José Olaya simpatizó por la causa de la libertad. El momento de mostrar su apoyó llegó en 1823, cuando los realistas recuperaron Lima y el gobierno patriota se refugió en la fortaleza del Callao. El pescador se convirtió en el enlace de los criollos patriotas de Lima y Callao, llevando secretos mensajes y cartas de uno y otro lado.

Lamentablemente, fue descubierto por el general español Ramón Rodil, quien ordenó capturarlo y toturarlo, en junio de 1823. El patriota José Olaya no delató a nadie. El día 29 fue fusilado en la calle Petateros (hoy pasaje Olaya) del centro de Lima. Sus últimas palabras fueron: "Si mil vidas tuviera, gustoso las daría por mi patria".
José Silverio Olaya Balandra, nació en la Villa de San Pedro Chorrillos, fue hijo de José Apolinario Olaya y de Melchora Balandra. Desde muy joven el humilde pescador colaboró portando mensajes que mantenían comunicado a Chorrillos con la escuadra libertadora al mando de Thomas Cochrane.

El 19 de junio de 1823 se produjo el reingreso del ejército español a Lima siendo la capital ocupada por los realistas al mando de Canterac, el gobierno independiente al mando de José de la Riva Agüero , los Congresistas y las tropas del general de Antonio José de Sucre se refugiaron en los castillos del Real Felipe en el Callao. En estas circunstancias se encontraban incomunicados los Sitiados en el Callao y los patriotas de Lima. Además se desconocían los movimientos de los realistas en la capital, por tal motivo el antiguo Contador Mayor Andrés Riquero le sugirió al General Sucre utilizar para tal misión a José Olaya., que escondía los mensajes en su cesta llena de pescados.
Jorge Basadre nos dice “En contraste con la virulencia de las pasiones partidistas que perturbaban a los grandes personajes de la causa de la independencia en esos días sombríos, surgió el sacrificio del humilde pescador chorrillano José Silverio Olaya . Llevaba Olaya correspondencia de los patriotas entre Chorrillos y Callao.” (Fuente: Historia de la República del Perú , Tomo I , pág. 21 , Octava edición.)

El 27 de junio de 1823 mientras llevaba una carta del general Antonio José de Sucre José para el patriota Narciso de la Colina fue capturado en la calle de la Acequia Alta,
los Realistas dirigidos por Ramón Rodil lo sometieron a crueles torturas pero el se negó a revelar los nombres de los comprometidos en las comunicaciones.

La Editorial Sol90, en su tomo 11 de Personajes del Perú y del Mundo, pág. 1271 nos dice “ni las amenazas ni el tormento a que fue sometido – palazos, extirpación de uñas, pulgares destrozados - pudieron quebrar su silencio.”
La misma fuente agrega: “Tras comunicársele que había sido sentenciado a muerte, el ya malherido pescador chorrillano exclamó: Si tuviera mil vidas, gustoso las perdería antes de renunciar a los patriotas o traicionar a mi patria”

Los españoles lo fusilaron el 29 de junio de 1823 en el callejón de Petateros (hoy pasaje Olaya), a un costado de la Plaza Mayor de Lima.




                                                                 ALFONSO UGARTE

Alfonso Ugarte nació en la ciudad de Iquique en la Provincia de Tarapacá, el 13 de julio de 1847, hijo de los acaudalados comerciantes familiares, debido a la temprana ausencia física de su padre. Sus padres fueron Narciso Ugarte y Rosa Vernal Carpio. Estudió en su ciudad natal y en Valparaíso, donde se graduó de contador. En 1876 regresó a Iquique; trabajó administrando las empresas salitreras de su familia, y en el sector público llegó a ser Alcalde de la ciudad.
Al inicio de la Guerra del Pacífico, Ugarte, quien se encontraba pronto a viajar a Europa a contraer matrimonio con su prima Timotea Vernal, decidió quedarse en su ciudad natal y organizar un batallón con su propio dinero, batallón que estaría integrado por obreros y artesanos de Iquique. Este batallón fue nombrado como el Batallón "Iquique N° 1", conformado por 429 soldados y 36 oficiales.
Participó en la Batalla de Tarapacá donde, tras poner en fuga a la caballeria chilena con el fuego del Iquique, fue herido de bala en la cabeza no obstante siguió combatiendo. Tras la victoria se replegó junto con el ejército peruano y la población tarapaqueña hacia Arica. Este ejército fue puesto a disposición del Ejército del Sur, que comandaba el general de división EP Juan Buendía; en esas condiciones hizo la marcha desde Tarapacá hasta Arica.


Ugarte arrojándose del Morro de Arica.
En Arica participó en las dos Juntas de Guerra que realizó el coronel EP Bolognesi donde se tomó el acuerdo de defender la plaza "hasta quemar el último cartucho".
Murió combatiendo en la Batalla de Arica. La historia popular señala que se lanzó a caballo desde la cima del Morro para evitar que las tropas chilenas se apoderen del Pabellón Nacional. Se dice que su cadáver no llegó a ser recuperado a pesar de la generosa recompensa que ofreció su familia supérstite, residente en la ciudad de Lima por causa del conflicto, por este hallazgo. Sin embargo, intentando dilucidar este último asunto, Geraldo Arosamena logró en 1979 – en su calidad de presidente del Centro de Estudios Histórico-Militares del Perú - la autorización de abrir la supuesta tumba de Alfonso Ugarte encontrando, efectivamente, restos envueltos en una bandera peruana.
Basta con afirmar que el cuerpo identificado en 1890 como el del Coronel Alfonso Ugarte, y que fue traído a Lima y depositado años más tarde en el mausoleo familiar que había construido su madre, fue trasladado no hace mucho a la Cripta de los Héroes de la Guerra del 79 en el Cementerio Presbítero Maestro, y allí reposa, en el tercer nivel, dentro de un sarcófago.
Sin embargo, el parte oficial sobre la batalla que escribiera el también combatiente coronel Roque Sáenz Peña, menciona a Alfonso Ugarte como uno de los caídos al lado del coronel Bolognesi en el morro.
Existe una pintura del héroe, al momento de lanzarse a caballo desde el Morro de Arica. Esta obra fue realizada por el artista italiano conde Agostino Lodovico Marazzani Visconti en 1905 y se exhibe en el Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú, ubicado en la plaza Bolívar de Pueblo Libre, Lima.
El testamento ológrafo del coronel Ugarte fue notarialmente abierto en Arequipa el 8 de julio de 1880, dado que Iquique, Perú, ciudad donde se había suscrito, había sido ocupada por el ejército chileno durante la campaña de Tarapacá, el documento que consta de 15 páginas y contiene las últimas disposiciones patrimoniales y personales del héroe de Arica.
En Iquique a los cuatro días del mes de Noviembre de 1879 yo el abajo suscrito Alfonso Ugarte hago mi primero y quizá último testamento con motivo de encontrarme de Coronel del batallón "Iquique" de la Guardia Nacional y tener que afrontar el peligro contra los ejércitos chilenos que hoy invaden el santo suelo de mi Patria y a cuya defensa voy dispuesto a perder mi vida con la fuerza de mi mando.- Declaro que soy cristiano, que profeso y creo en la Religión Católica y que vivo y muero en tal creencia...(pág. 15)Si en algo soy injusto aquí; si he olvidado algún deber, suplico a todos me perdonen, pues en los momentos en que escribo esto me encuentro apurado, con mis deberes militares y del negocio y mi ánimo completamente aniquilado al pensar en que puedo desaparecer en esta campaña y abandonar a mi madre y hermanas que necesitan de mi apoyo. Iquique, Noviembre 6/1879.Fdo.Alfonso Ugarte.


                        Miguel Grau

(Miguel Grau Seminario; Paita, 1834 - Punta Angamos, 1879) Marino y militar peruano, héroe de la batalla naval de Angamos.
Hijo del teniente coronel Juan Manuel Grau Berrío, de ascendencia catalana, y de Luisa Seminario del Castillo, descendiente de antiguas familias de la región, su infancia transcurrió en Piura y más tarde en el puerto de Paita, cuando su progenitor fue nombrado vista de aduana.
En 1843, siendo todavía un niño, el pequeño Miguel se embarcó en una goleta comandada por Ramón Herrera, gran amigo de su padre, que hacía un viaje de Paita a Panamá. Lamentablemente la goleta naufragó y, a su regreso al hogar, su madre no estaba dispuesta a consentir ya nuevos embarques. Ingresó al colegio de Nieto, en el cual, según uno de sus biógrafos, Fernando Romero Pintado, "Miguel se torna taciturno. En el colegio está siempre distraído, callado, casi hosco. Apenas terminan las clases y en los días de vacaciones merodea por la playa...".
Contaba once años cuando doña Luisa, su madre, aceptó que volviera a cruzar los océanos. Recorrió entonces todos los mares y durante nueve años, según el historiador Alberto Tauro del Pino, el joven Grau "surca mares de Asia, Europa y América en diversos transportes y aún en buques balleneros".
Al regresar al Perú, en 1853, se radicó en Lima, donde fue alumno del poeta español Velarde y estudió para ingresar a la Marina. El 14 de marzo de 1854 se convirtió en guardiamarina y vistió el uniforme que cubriría de gloria. Navegó en los vapores Rímac, Vigilante y Ucayali antes de ser trasladado a la fragata Apurímac, donde sirvió con Lizardo Montero, otro ilustre marino piurano.
Cuando prestaba servicio en la Apurímac, el comandante de esta nave apoyó la revolución del general Vivanco. Tras el fracaso del movimiento, el joven oficial que formaba parte de la tripulación fue separado del servicio en 1858 y volvió a la Marina Mercante.
Llamado nuevamente, regresó a la Marina el 11 de septiembre de 1863, casado ya con Dolores Cavero, quien le dio nueve hijos. Ascendió a teniente segundo y el 4 de diciembre del mismo año, a teniente primero, para pasar pocos meses después a capitán de corbeta. Enviado a Europa para traer la corbeta Unión, llegó a Valparaíso en 1865, año en que fue ascendido a capitán de fragata, y desde el puerto chileno apoyó la revolución del coronel Mariano Ignacio Prado.
Siempre al mando de la corbeta Unión participó en el combate naval de Abtao, el 7 de febrero de 1866, y siguió hacia el sur hasta los canales de Chile, para esperar las nuevas naves adquiridas en Inglaterra. Cuando Prado, posponiendo a brillantes marinos peruanos, contrató al contralmirante norteamericano John Tucker para comandar la Armada, Grau protestó y presentó su renuncia, actitud que fue considerada como rebeldía. Fue preso en la isla de San Lorenzo y permaneció allí hasta que, después de un largo juicio, salió absuelto.
Pasó nuevamente a ejercer su profesión de marino en la actividad privada y tuvo el mando del vapor mercante Puno, propiedad de la Compañía Inglesa. A finales de 1867, regresó a la Marina en calidad de comandante del monitor Huáscar. El 25 de julio del año siguiente fue ascendido a capitán de navío y el 19 de abril de 1873 a capitán de navío efectivo, siendo después comandante general de la escuadra de evoluciones, durante siete meses. Pasó luego a ocupar el alto cargo de comandante general de la Marina.
En 1872, al estallar la revolución de los hermanos Gutiérrez, Grau encabezó el pronunciamiento de la Marina en contra de la dictadura. Al no ser escuchado para reorganizar y modernizar la Armada, ingresó a la política y fue elegido diputado por Paita en el período comprendido entre 1876 y 1878. Cuando Chile declaró la guerra al Perú en 1879, Grau aceptó dirigir la primera división naval a sabiendas de la superioridad que tenía la escuadra de ese país en tonelaje, número de barcos, cañones y espesor de blindaje, y conociendo el mal estado de las unidades peruanas.



El Huáscar, comandado por Miguel Grau
Inició su campaña en mayo del mismo año y en su primer combate hundió la corbeta chilena Esmeralda, salvando luego a los náufragos, lo que hizo que uno de ellos al llegar a la cubierta del Huáscar gritara agradecido "Viva el Perú generoso". El Huáscar realizó en los meses siguientes una serie de acciones sorprendentes frente a una escuadra tan poderosa como la chilena. Apresó transportes enemigos, requisó carbón de puertos chilenos y despistó constantemente a los buques chilenos que recorrían la costa en su busca. El congreso ascendió a Grau al grado de Contralmirante el 26 de agosto de 1879.
El primero de octubre de 1879 el Huáscar salió del puerto de Iquique, donde el transporte Rímac había desembarcado tropas bajo su protección, en lo que fue su último zarpe. Apresó una goleta al sur de Huasco y estaba en la costa de Coquimbo, territorio chileno, el día cinco. La marina chilena había cambiado mandos y ordenado su flota en dos divisiones para cazar al ya célebre monitor. Su plan tuvo éxito 8 de octubre de 1879 cuando descubrieron al Huáscar en alta mar, frente a Punta Angamos, acompañado de la Unión, en viaje hacia el norte.
La flota chilena, compuesta por seis barcos todos ellos superiores al Huáscar en blindaje y potencia de fuego, formaron un círculo para batirse con el buque insignia de la marina peruana. Grau ordenó a la Unión retirarse para distraer la flota enemiga, lo que se logró en parte porque dos corbetas chilenas salieron en su persecución. La Unión fue más rápida y consiguió escapar; el Huáscar en cambio fue encarado por el Cochrane, que con sus poderosos cañones logró perforar el blindaje del casco y la torre de mando.
El comandante Grau murió despedazado. El mando pasó a Elías Aguirre, que también murió. Correspondió el turno al teniente primero Melitón Rodríguez. Caído también él, tocó el mando al teniente Pedro Garezón, quien conversó brevemente con tres oficiales que quedaban vivos y ordenó hundir la nave porque ya se encontraba inmovilizada. Los maquinistas abrieron las válvulas, pero desperfectos de la maquinaria paralizaron la inmersión, dando tiempo a que llegaran los buques enemigos, abordaran el monitor y detuvieran su hundimiento. Miguel Grau pasó a la inmortalidad como un marino estratega y valiente pero generoso, que cumplió con sus proféticas palabras: "si el Huáscar no regresa triunfante al Callao tampoco yo regresaré".
                                María Parado de Bellido
Biografía
Pocas son las informaciones que se tienen sobre la mayoría de héroes populares, tantas veces anónimos. Ejemplos de ellos, son entre muchos otros, la trayectoria biográfica de José Olaya y María Andrea Parado Jayo de Bellido. De ella se dirá que es casi una desconocida. De la heroína patriota se afirma que nació en Huamanga,[1] probablemente a principios de los años 1760, y que se casó, a la edad de 15 años, con Mariano Bellido, de oficio negociante, y quien hacia 1820 trabajaba en la sección de correos del distrito de Paras en la provincia de Cangallo, donde la familia tenía su residencia, aunque radicaban temporalmente en Huamanga. De esa unión tuvo siete hijos: Gregoria, Andrea, Mariano, Tomás, María, Leandra y Bartola. Tomás se enroló en las filas patriotas del general Juan Antonio Álvarez de Arenales cuando éste pasó por Huamanga (1820), y luego se sumó a los montoneros patriotas acaudillados por Quiroz Lazón,[2] que se hallaban en actividad en Cangallo (1820). Su esposo y su otro hijo varón, Mariano, empezaron también a colaborar con aquellos montoneros, que actuaban en coordinación con las fuerzas regulares del general don José de San Martín.[3] Mientras que en Huamanga estaba acantonada una división del ejército español a órdenes del general José Carratalá, con órdenes de reprimir a los rebeldes.
Seguramente fue el ejemplo del esposo y sus hijos lo que impulsó a María a trabajar también por la causa libertadora. Como ella no sabía escribir, le dictaba a un amigo de confianza llamado Matías Madrid, las cartas que remitía a su marido con la finalidad de informarles de los movimientos y los planes del enemigo; información que Mariano comunicaba de inmediato al patriota Quiroz. Así, por ejemplo, los patriotas pudieron abandonar el pueblo de Quilcamachay, el 29 de marzo de 1822; al día siguiente el pueblo fue ocupado por los realistas, y allí se encontró una de esas misivas, olvidada por descuido en la chamarra de un guerrillero.
CARTA:
Huamanga, Marzo 26 de 1822 Idolatrado Mariano: Mañana marcha la fuerza que de esta ciudad a tomar la que existe allí, y a otras personas, que defienden la causa de la libertad. Avísale al Jefe de esa fuerza, señor Quirós, y trata tu de huir inmediatamente a Huancavelica, donde nuestras primas las Negretes; porque si te sucediese una desgracia (que Dios no lo permita) sería un dolor para tu familia, y en especial para tu esposa.
Andrea.
Descubierta entonces, María fue apresada el 30 de marzo en Huamanga y conminada a delatar a sus colaboradores. Pero ella se mantuvo en heroico silencio. Finalmente, Carratalá ordenó su fusilamiento.
Custodiada por fuerzas de la guarnición realista, María fue llevada en procesión en torno a la plaza huamanguina y en cada esquina un oficial leyó el bando de la sentencia dictada por Carratalá, justificando su acción “para escarmiento y ejemplo de los posteriores por haberse rebelado contra el rey y señor del Perú”. Luego fue conducida a la pampa o plazuela del Arco donde le esperaba el pelotón de fusilamiento. Después de ser amonestada por última vez, para que revelara el secreto, prometiéndosele la vida, rechazó la proposición sin vacilar. Y resignada a sufrir el último suplicio, se arrodilló y esperó la muerte con la mirada dirigida al cielo.
Se cuenta que su cadáver fue sepultado de limosna por los frailes mercedarios en su templo, a pocas cuadras del lugar de fusilamiento, mientras sus hijas quedaron abandonadas a su suerte y hallaron refugio en una iglesia. Luego surgieron varias versiones confusas sobre su familia. Lo único verificable es que Simón Bolívar estableció una pensión de gracia para las hijas sobrevivientes de la heroína, pero no se sabe la suerte que corrieron su esposo y sus hijos que participaron en las montoneras.
                  


María Parado de Bellido
Maria Prado de Bellido.jpg
Información personal
Nacimiento 5 de julio de 1761
Huamanga Ayacucho, Perú
Fallecimiento 01 de mayo de 1822
Huamanga Ayacucho, Perú
                                     
                               
           ROSA MERINO ARENAS
                                            
Rosa Merino de Arenas. (n. Lima, 1790 - † Lima, 13 de enero de 1868), artista peruana de finales del siglo XVIII, fue la primera intérprete del Himno Nacional del Perú.

Biografía

En sus comienzos, se distinguió por la gracia con que modulaba las tonadillas a la moda; hasta que la fama la obtuvo en 1812, cuando actuó en la compañía lírica formada por Andrés Bolognesi, para cumplir una breve temporada en la opera La Isabela y no cabía duda alguna que desarrolló sus cualidades vocales, con aquel exigente maestro, pues en los años venideros tuvo mejores partes y fue aplaudida por la destreza y perfección de su estilo.
Fue la artista preferida del público peruano de aquella época, siendo escogida luego de un concurso auspiciado por el General San Martín, para interpretar el Himno Nacional del Perú que ejecutó el domingo, 23 de septiembre de 1821 en el Teatro Nacional de Lima, ante la presencia del mismo general San Martín y los próceres de la independencia peruana que en esa fecha se encontraban en la capital de su país.
La bella voz de la soprano Merino, fue la primera en entonar el Himno Nacional del Perú, en las estrofas originales del poeta de Ica, don José de la Torre Ugarte y la música del ilustre maestro limeño José Bernardo Alcedo. En sus últimos quince años continuó actuando en representaciones líricas y veladas de beneficencia .

Rosa Merino
Rosa Merino.jpg
Información personal
Nacimiento ? de 1790
Lima, Perú
Fallecimiento 1 de enero de 1868
Lima, Perú
Profesión Artista
Cantadora

    
                      Francisco Bolognesi
Francisco Bolognesi
(Francisco Bolognesi Cervantes; Reyes, 1816 - Arica, 1880) Coronel peruano. Francisco Bolognesi es particularmente recordado por su heroica participación en la batalla de Arica, en la que murió el 7 de junio de 1880 luchando junto a sus soldados y después de pronunciar las célebres palabras: "Tengo deberes sagrados que cumplir y los cumpliré hasta quemar el último cartucho". Su valentía y coraje han pasado a la historia como ejemplo de soldado de honor y de espíritu guerrero.
Francisco Bolognesi
Hijo de Andrés Bolognesi, natural de Génova, y de Juana Cervantes, oriunda de Arequipa, fue su padrino el marqués de Montamira, caballero de la Gran Cruz Colorada. Realizó sus estudios primarios en Arequipa. En 1830, ingresó al Seminario Conciliar de San Jerónimo, donde estudió secundaria, sobresaliendo en el curso de matemáticas.
Desde muy joven, a la muerte de su padre (ocurrida el 27 de agosto de 1834), trabajó en El Comercio de Arequipa. Estudió contabilidad y llegó a dominar el francés. A los 24 años se dedicó a los negocios de manera independiente, pero su principal interés se centraba en la vida política del país, que por aquel entonces atravesaba una etapa de anarquía.
En 1853, con el grado de teniente coronel, fue designado ayudante del Estado Mayor General de la división de Arequipa, y posteriormente, el 28 de junio de 1854, fue nombrado comisario de guerra. Participó en varias batallas libradas en Ayacucho, Arequipa, Cusco y otros lugares. El 18 de abril de 1856, pasó a servir en la Inspección General del Ejército en Lima.
El 14 de noviembre de ese año fue nombrado edecán de campo del presidente de la República, el mariscal Ramón Castilla. En abril de 1857 empezó a ejercer el mando como artillero y el 7 de marzo del año siguiente fue ascendido al grado de coronel efectivo, por acción distinguida. En la campaña contra el Ecuador de 1860 participó como jefe de artillería.
Enviado a Europa para comprar piezas de artillería, regresó de Londres el 18 de enero de 1862 con el armamento adquirido. En 1872 pasó al retiro, dejando una brillante estela por su recia personalidad de militar a carta cabal en su calidad de excelente comandante de un regimiento de artillería.
la tercera división y participó en las batallas de San Francisco y Tarapacá.
Después de la derrota de los ejércitos de Perú y Bolivia en la batalla de Tacna, el 26 de mayo de 1880, el sur del país quedó casi del todo perdido en manos chilenas. Únicamente en Arica quedaba una guarnición de 1600 hombres al mando de Bolognesi, que, aislada por tierra y por mar, estaba condenada a caer. Su emplazamiento era el morro de la ciudad, una cresta natural de unos trescientos metros que se elevaba al pie del océano.
El 5 de junio un parlamentario del ejército chileno, el mayor Juan de la Cruz Salvo, se acercó a pedir la rendición de la plaza a fin de evitar un derramamiento de sangre. El honor militar, aseguró, no debe llevar a un sacrificio carente de antemano de fruto. El ejército chileno tenía seis mil hombres y armamento superior; la proporción era de cuatro a uno. Ofreció una capitulación en términos dignos para los vencidos.
La noticia del desastre de Tacna había tardado en saberse en Arica. El dos de junio habían llegado cinco soldados sobrevivientes con la mala nueva, pero Bolognesi no pudo cobrar conciencia de la magnitud de la derrota y mantuvo la ilusión de que no todo se habría perdido; algunos batallones se habrían salvado y avanzarían a socorrerle.
Bolognesi escribió varios telegramas a Lizardo Montero a Moquegua y Arequipa, prometiendo que la plaza no se rendiría, pero pidiendo instrucciones y en especial la llegada de las fuerzas de Leyva, quien con tres mil hombres había sido comisionado por Montero para socorrerle. No recibió respuesta. Leyva, entonces en Tarata, viendo cortado el camino hacia Arica por la ocupación chilena de Tacna, había partido hacia el norte; o sea, la dirección contraria. Le quedaba todavía una carta: la retirada hacia el interior, el valle de Azapa, pero no tenía autorización para ello.
Desde meses atrás había comenzado a minarse el morro que preside el puerto, pero los chilenos capturaron al ingeniero Elmore, encargado de la labor, y descubrieron estos planes. De cualquier manera, la noticia de que el morro estaba sembrado de explosivos retrasó la decisión chilena de atacar y los empujó a negociar la rendición. Se ha dicho, pruebas que lo fundamenten, que Montero y Bolognesi habían concebido el plan de hacer volar todo el morro, con defensores y atacantes, e incluso la ciudad, si la batalla se veía perdida.
Francisco Bolognesi sabía que las minas podían fallar, ya que eran imperfectas, y que la clave de la defensa era la artillería. Lamentablemente, estaba compuesta de cañones que en su mayor parte no giraban en círculo, complicando la defensa. Ante el requerimiento del parlamentario enemigo, Bolognesi replicó: "Tengo deberes sagrados que cumplir, y los cumpliré hasta quemar el último cartucho". "Entonces, está cumplida mi misión", sentenció el mayor Juan de la Cruz Salvo. El coronel, le pidió sin embargo, unas horas para dar una respuesta final, porque quería consultar con sus comandantes, pero Salvo señaló que no había tiempo para ello y que debía volver de inmediato. Bolognesi le pidió aguardar unos instantes. Llamó a su estado mayor, les transmitió la comisión del parlamentario chileno y lo que había sido su respuesta. Todos se adhirieron a ella.
        Bolognesi y sus oficiales en Arica                                                                                                  
El día seis se produjo la defección del coronel Agustín Belaúnde. Bolognesi lo mandó apresar, pero escapó y huyó hacia Moquegua. En el camino se cruzó con el prefecto de Tacna, Alejandro del Solar, quien se dirigía a Arequipa. Sorprendido del encuentro, Alejandro del Solar le preguntó por la suerte de Arica. Como Belaúnde no supiese responder, se imaginó el resto y lo hizo apresar. Estuvo a punto de ser fusilado, pero se le perdonó. Años después fue elegido diputado por la provincia de Tayacaja.
Los chilenos decidieron atacar por el lado este, el más escarpado, y no por el del mar, donde los peruanos habían concentrado la defensa. El día seis hubo intercambio de disparos entre la flota chilena y la artillería del morro y la del único navío peruano, el Manco Capac. El ejército chileno hizo varias maniobras de distracción para confundir a la defensa, dejando hogueras encendidas en un lado, movilizando las tropas hacia otro y utilizando a Elmore como parlamentario de una última propuesta de rendición, sabiendo que Elmore contaría a Bolognesi el emplazamiento de las tropas chilenas, que luego cambiarían. En realidad, Elmore malició, correctamente, que el ataque iba a tener lugar por el lado opuesto al que le empujaban a creer, pero Bolognesi, fiel a los reglamentos, no quiso recibirlo por tratarse de un prisionero del enemigo.
El día siete se produjo el ataque por el lado este, a las cinco y media de la madrugada. Tras tres horas y media de lucha la bandera peruana fue arriada del morro. Los tripulantes del Manco Capac hundieron el barco para evitar su caída. El plan de las minas no funcionó. Según una versión chilena, Bolognesi corrió hacia la Santabárbara poco antes del final para hacer explotar las minas; al ver que no pasaba nada, gritó "Traición". Los peruanos vieron morir casi la mitad de sus efectivos; entre ellos el coronel Bolognesi, ultimado de un culatazo.
                     José Abelardo Quiñones

(José Abelardo Quiñones Gonzáles o González; Pimentel, 1914 - Quebrada Seca, 1941) Héroe de la aviación peruana. Nacido el 22 de abril de 1914 en el puerto de Pimentel, convertido hoy en distrito de la provincia de Chiclayo, departamento de Lambayeque, José Quiñones era hijo de José María Quiñones Arizola y de Juana Rosa González Orrego. Egresó de la Escuela Central de Aviación Jorge Chávez con la promoción Comandante Raguz y recibió por Resolución Suprema nº 2, el 9 de enero de 1939, su despacho de alférez de aeronáutica. En la fecha de su graduación, durante la demostración aérea de su promoción, asombró a la concurrencia realizando un vuelo invertido a un metro del suelo, con lo que demostró sus portentosas aptitudes, rayanas en lo imposible.
                                                      José Abelardo Quiñones
En 1941 se produjo la agresión ecuatoriana en la frontera Norte. La primera división ligera, en su orden del 2 de julio, fijó la misión de recuperar la frontera en una maniobra apoyada por la acción de la aviación sobre el puerto ecuatoriano de Quebrada Seca. Es así como a las 07:50 horas del 23 de julio, conforme consta en los partes de misión y en los testimonios escritos de testigos presenciales, la escuadrilla 41 despegó para dar cumplimiento a su misión.
Dicha escuadrilla estaba al mando del teniente Antonio Alberti, acompañado de los tenientes Fernando Paraud y José Quiñones y del alférez Manuel Rivera. A las 08:00 horas se encontraron sobre el objetivo e iniciaron el pasaje para dar cumplimiento al bombardeo de Quebrada Seca. En ese preciso momento y cuando el teniente Quiñones efectuaba un descenso para lanzar sus bombas, su avión fue alcanzado por el fuego de las piezas antiaéreas enemigas, quedando afectado en sus partes vitales.
Envuelto en llamas su avión, el teniente Quiñones, lejos de utilizar su paracaídas, en el uso del cual era experto, con plena conciencia de sus actos mantuvo el equilibrio de la máquina y describió con ella un ceñido viraje hacia la batería enemiga, contra la que se estrelló destruyéndola por completo. Cumplió así la misión confiada heroicamente, con desprendimiento, valor, abnegación y el sacrificio de su propia vida, que había jurado consagrar a la patria cuando recibió su espada de oficial de la Fuerza Aérea del Perú. La propia Fuerza Aérea ecuatoriana reconoció el heroísmo de Quiñones y el gobierno del Perú le concedió el ascenso póstumo al grado de capitán de Aeronáutica por muerte en acción de armas.

Por ley nº 16126, del 10 de mayo de 1966, el congreso de la República lo declaró héroe nacional, a la vez que dispuso que el día 23 de julio de cada año, aniversario de su sublime sacrificio, fuese declarado el día de la Aviación Militar del Perú y que se efectuasen en la citada fecha ceremonias conmemorativas recordatorias en todas las bases aéreas de la República. De esta manera exalta el país los méritos de uno de sus hijos más queridos, cuyo ejemplo constituye una lección de patriotismo para las presentes y futuras generaciones de peruanos.
           


                                               Túpac Amaru

(José Gabriel Condorcanqui o Quivicanqui). Revolucionario peruano, descendiente de los incas (Surimaná, 1741 - Cuzco, 1781). Cacique de Surimaná, Tungasuca y Pampamarca, era bisnieto de Juana Pilco-Huaco, la hija del último soberano inca, Túpac Amaru I (ejecutado por los españoles en 1572).
Se educó con los jesuitas de Cuzco e hizo fortuna en negocios de transporte, minería y tierras. Su prestigio entre los indios y mestizos le permitió encabezar una rebelión contra las autoridades españolas del Perú en 1780; dicha rebelión (precedida por otras similares) estalló por el descontento de la población contra los tributos y prestaciones obligatorias de trabajo que imponían los españoles (mitas, obrajes, repartimientos, servicios…) y contra los abusos de los corregidores. Comenzó con la ejecución del corregidor de Tinta, sin que al parecer existiera un plan premeditado de insurrección.
Condorcanqui adoptó el nombre de su ancestro (Túpac Amaru, por lo que sería conocido como Túpac Amaru II) como símbolo de rebeldía contra los colonizadores. Se presentó como restaurador y legítimo heredero de la dinastía inca y envió emisarios para extender la rebelión por todo el Perú. No obstante, su rebeldía se dirigía contra las autoridades españolas locales, manteniendo la ficción de lealtad al rey Carlos III.
                   El primer destacamento enviado a reprimir la rebelión fue derrotado por Túpac Amaru en 1780. Se dirigió entonces hacia Cuzco, pero fue rechazado por los españoles en las inmediaciones de la antigua capital.     

Entretanto, el virrey Agustín de Jáuregui mandó contra él un ejército de 17.000 hombres, al tiempo que desalentaba la rebeldía haciendo concesiones a los indios (como crear en la Audiencia una sala especial para atender sus quejas o limitar los poderes de los corregidores). Túpac Amaru fue vencido en la batalla de Checacupe (1781), entregado por algunos de los suyos a los españoles, y trasladado por éstos a Cuzco, donde le juzgaron y ejecutaron.

La gravedad de la amenaza que esta rebelión había representado para el imperio español en América se tradujo en la crueldad del virrey, que descuartizó a Túpac Amaru y envió cada parte de su cuerpo a un pueblo de la zona rebelde para dar a la ejecución un valor ejemplarizante y sofocar la rebelión (que continuó algún tiempo más, encabezada por un primo y un sobrino de Túpac Amaru).

                   
                                      
Mario Vargas Llosa
(Arequipa, Perú, 1936) Escritor peruano. Mario Vargas Llosa pasó su infancia entre Cochabamba (Bolivia) y las ciudades peruanas de Piura y Lima. A los dieciséis años inició su carrera literaria y periodística con el estreno del drama La huida del Inca (1952). Poco después ingresó en la Universidad de San Marcos de Lima, donde cursó estudios de literatura. Viajó a Europa, donde empezó a trabajar en la Radio Televisión Francesa y fue profesor en el Queen Mary College de Londres.Vargas Llosa publicó su primera obra, Los jefes (1959), con veintitrés años apenas, y con la novela La ciudad y los perros (1962) se ganó ya un prestigio entre los escritores que por aquel entonces gestaban el inminente «boom» literario iberoamericano. Estableció su residencia primero en París y luego en Londres (1867), de donde se trasladó a Washington y Puerto Rico.Su madurez literaria llegó con La casa verde (1966), verdadera exhibición de virtuosismo literario, cuya prosa integra abundantes elementos experimentales, tales como la mezcla de diálogo y descripción y la combinación de acciones y tiempos diversos, recursos que empleó también en parte en Los cachorros (1967) y en Conversación en la catedral (1969), áspero retrato de la dictadura peruana de Manuel Odría. 

En su quehacer novelístico posterior destacan Pantaleón y las visitadoras (1973), La tía Julia y el escribidor (1977), La guerra del fin del mundo (1981), en la que aborda la problemática social y religiosa de Iberoamérica, y ¿Quién mató a Palomino Moreno? (1986), basada en una investigación policial.

La labor de Mario Vargas Llosa como crítico literario se refleja en sus ensayos García Márquez: historia de un deicidio y La orgía perpetua: Flaubert y Madame Bovary (1975). En 1976, con José María Gutierrez, codirigió la versión cinematográfica de su novela Pantaleón y las visitadoras.
En 1977 fue nombrado miembro de la Academia Peruana de la Lengua y profesor de la cátedra Simón Bolívar en Cambridge. Impulsor del partido Frente Democrático, Mario Vargas Llosa se presentó como cabeza de lista en las elecciones peruanas de 1990, en las que fue derrotado por Alberto Fujimori.
Otras obras suyas son La señorita de Tacna (1981), Contra viento y marea (1983), Historia de Mayta (1984) y El hablador (1988). En 1994 recopiló sus colaboraciones periodísticas en Desafío a la libertad y en 1997 apareció su novela erótica Los cuadernos de don Rigoberto, en la misma línea de su anterior Elogio de la madrastra (1988). Obtuvo el Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1986, el Premio Planeta de 1993 por Lituma en los Andes y el Premio Cervantes en 1995. Desde 1984 es miembro de la Real Academia Española.

                         
                Micaela Bastidas
                     
                        
Micaela Bastidas Puyucahua (Tamburco, Abancay, 23 de junio de 1744 - Cusco, 18 de mayo de 1781) fue una valiente precursora de la independencia hispanoamericana, jugó un importante papel en la historia del Perú. Esposa y consejera de Túpac Amaru II, su desempeño tuvo vital importancia en la rebelión de Tinta. Su ejemplo de coraje y determinación al defender sus ideales de justicia y libertad hasta su trágica y despiadada muerte en mano de los españoles, la convirtieron en leyenda y símbolo de la lucha americana contra la opresión y la explotación colonial.[1]

Biografía

Hija de Manuel Bastida, descendiente de africanos , y de Josefa Puyucahua (o Puyucawa), indígena, la joven Micaela era de esbelta belleza y tez bronceada, con el cabello ondulado. Por sus raíces tanto africanas como amerindias era conocida por muchos como Zamba, nombre que se daba en época colonial a las personas producto del mestizaje entre africanos e indígenas.[2]
El 25 de mayo de 1760, poco antes de cumplir 16 años, se casó con el joven mestizo descendiente de la nobleza indígena José Gabriel Condorcanqui, en la iglesia de Nuestra Señora de la Purificación, en el pueblo de Surimana, lugar del curacazgo de su marido. Condorcanqui era descendiente directo por línea materna del último Inca Túpac Amaru I. En 1764 fue nombrado cacique de los territorios que le correspondían por herencia, Pampamarca, Tungasuca y Surimana, y fijaron su residencia en Tinta, localidad perteneciente a Cusco.[3]
Tuvieron tres hijos varones, Hipólito (1761), Mariano (1762) y Fernando (1768).
José Gabriel había recibido una educación privilegiada en colegios jesuitas de Lima y Cusco. Dominaba el castellano, el quechua y el latín, era un ávido lector y su interés por diversos temas le dio un nivel cultural remarcable. Poseedor de grandes extensiones de tierras y riqueza, cumplía múltiples roles en la administración de sus bienes. Como curaca debía mediar entre el corregidor y los indígenas a su cargo. Como próspero hacendado se vio afectado como el resto de la población debido a las alzas fiscales y la creación de aduanas internas. Como arriero recorría su territorio, viviendo de cerca las historias y desgracias de los trabajadores y sus duras condiciones. Como mestizo sentía que toda la injusticia con su gente lo tocaba en carne propia.[4] Realizó reclamos y solicitudes oficiales a las autoridades coloniales de Tinta, Cusco y Lima, para que los indígenas fueran liberados del trabajo obligatorio en las minas y exonerados del cumplimiento de la mita, obteniendo siempre negativas o indiferencia y comenzó a desarrollar una ideología libertaria basada en la defensa de indígenas, esclavos, criollos y mestizos, orientada a la independencia de su territorio y comercio de las decisiones de la corona de España.[5]
Micaela, en cambio, recibió en la infancia la educación elemental en letras y artes que era usual en esa época para las mujeres. Su marido fue su maestro ideológico, ella se concientizó rápidamente de la compleja situación de su gente y se involucró con la causa. Lo apoyaba firmemente, defendiendo y divulgando los postulados que harían resurgir la conciencia del derecho de los labriegos a liberar su tierra y su existencia de la mano opresora española.

La rebelión

En 1780, agotadas las vías de diálogo con los representantes de la corona española, José Gabriel Condorcanqui inicia un movimiento en contra de la dominación española. Es apoyado por curacas ligados a hacendados de Cusco unidos en contra de la nueva aduana, criollos, indios y mestizos. En ese momento adopta el nombre de Túpac Amaru II en honor de su antepasado el último Inca de Vilcabamba. El 4 de noviembre de 1780 Túpac Amaru II dio el primer grito de libertad y difundió una proclama independentista, dando comienzo a la rebelión de Túpac Amaru II. El corregidor Antonio de Arriaga fue tomado prisionero y condenado a morir en el cadalso. Los rebeldes instalaron su cuartel general en Tungasuca.[3]
Desde ese momento Micaela se convirtió en la principal consejera de Túpac Amaru II, participó en el juicio sumario contra Arriaga y asumió múltiples roles en el movimiento. Actuaba con dinamismo y persuasión, tal vez más concientizada incluso que su marido, ya que el papel de la mujer indígena era el más vilipendiado por los opresores.[6]
Los indígenas tenían prohibida la tenencia de armas de fuego, uno de los mayores problemas a los que se enfrentaron fue la obtención de armamento. Micaela fue la encargada del aprovisionamiento de las tropas, lo que incluía conseguir y distribuir dinero, alimentos, vestimentas y armas. Expedía los salvoconductos para facilitar el movimiento de quienes viajaban a través de amplios territorios. Estuvo a cargo de la retaguardia indígena, demostrando diligencia y capacidad, implementando medidas de seguridad y luchando contra el espionaje. Implementó un eficiente sistema de comunicaciones, organizando un servicio de chasquis a caballo que llevaban rápidamente información de un punto a otro del territorio rebelde.[7]
Una verdadera legión de luchadoras andinas, quechuas y aymaras trabajaron junto a Micaela en el levantamiento, realizaron estrategias y dieron apoyo a las tropas. Para ellas se trataba no solo de liberar a su pueblo de la explotación española, sino también de restablecer el rol de la mujer indígena con participación en la vida social y política, tradición que el sistema colonial intentó abolir convirtiéndolas en víctimas de todo tipo de abusos. Fueron líderes dentro del movimiento Cecilia Túpac Amaru y Tomasa Tito Condemayta, cacica de Acos, entre muchas otras.[8]
Estas mujeres participaban también en la batalla, junto a sus hijos y maridos. También lo hacía Micaela, quien con su carácter enérgico infundía aliento a Túpac Amaru desde el mismo campo de batalla. Luego del triunfo de Sangarará fue constituida jefe interino de la rebelión.[4]
El 18 de noviembre de 1780 el ejército de rebelde vencía a los españoles en la batalla de Sangarará. Túpac Amaru expidió un mensaje a los pueblos del Perú, convocando a los criollos a unirse a la causa india: “Vivamos como hermanos y congregados en un solo cuerpo. Cuidemos de la protección y conservación de los españoles; criollos, mestizos, zambos e indios por ser todos compatriotas, como nacidos en estas tierras y de un mismo origen”.[9]
En marzo de 1871 el ejército de Túpac Amaru contaba con siete mil hombres y mujeres dispuestos a pelear hasta la muerte contra la corona española, quienes proclamaron a Túpac Amaru II como Emperador de América.
En testimonios de la época es Micaela quien aparece como principal estratega a través de tareas políticas, militares y administrativas y principal consejera del líder. Con su sólida convicción, claridad de pensamiento y alta intuición, se convirtió en el sexto sentido de la rebelión.[10]

Muerte

Cuando ella aconsejaba realizar un ataque inmediato a Cusco para lograr su rendición, su marido no la escuchó y en un grave error táctico se concentró en otras villas, al tiempo que fueron delatados por un traidor. El contingente de Túpac Amaru fue rodeado y emboscado, y junto a Micaela, sus hijos Hipólito de 18 años y Fernando de 10, y varios de sus familiares fueron apresados y llevados a Cusco, donde permanecieron presos en el convento de la Compañía de Jesús convertido en cuartel militar. Fueron sometidos a interrogatorios y tormentos para poder ubicar al resto de las tropas revolucionarias, les prometían disminuir la pena si delataban a sus amigos, pero no lograron conseguir de ellos ninguna información y el 14 de mayo fueron condenados a la pena capital.[11]
La sentencia ordenaba el "descuartizamiento en vida para el jefe principal, mutilaciones y pena de muerte para los otros reos, amén de otros castigos".[12]
El 18 de mayo de 1781 fueron llevados a la Plaza de Armas del Cuzco para ser ejecutados uno a uno. A su hijo Hipólito primero le fue cortada la lengua, por haber hablado en contra de los españoles y luego fue ahorcado. Micaela y José Gabriel fueron obligados a presenciar la muerte de su hijo, y luego la hicieron subir a ella al tablado. A la vista de su esposo y de su hijo Fernando, Micaela luchó con sus verdugos, hasta que finalmente la sometieron y le cortaron la lengua, su cuello delgado no alcanzaba al torno para ahogarla, y le echaron lazos al cuello que tiraban de uno y otro lado para estrangularla, dándole garrote y terminaron de matarla a patadas en el estómago y los pechos.[13] [14]
Luego llevaron al centro de la plaza a Túpac Amaru, quien también fue sometido a una espantosa muerte. Ambos fueron desmembrados y sus partes enviadas a diferentes pueblos de la región para ser exhibidos en las plazas públicas, alertando a sus habitantes sobre las consecuencias de rebelarse.[14]
La convicción de los ideales de justicia y libertad de Micaela defendidos hasta la muerte, unida a su familia y luchando junto a su gente, convirtió su historia en leyenda e inspiración para la gesta independentista de América Latina.[5]
Micaela Bastidas
Bastidas.jpg
Micaela Bastidas Puyucahua
Nombre alternativo Zamba
Nacimiento 23 de junio de 1744
Tamburco, Abancay, Bandera de España
Virreinato del Perú
Bandera del Perú actual República del Perú
Fallecimiento 18 de mayo de 1781 (36 años)
Cusco, Bandera de España
Virreinato del Perú
Bandera del Perú actual República del Perú
Movimiento Rebelión de Túpac Amaru II
                            
                      
                            
JOSE PARDO Y BARREDA
PRESIDENTE CONSTITUCIONAL
Primer gobierno(1904-1908)
Segundo Gobierno (1915-1919)
José Pardo y Barreda,fue un abogado y político peruano, Presidente del Perú en dos ocasiones.
HISTORIA:
José Simón Pardo y Barreda nació en Lima, el 24 de febrero de 1864, fue hijo del fundador del Partido Civil y Presidente del Perú, Manuel Pardo y Lavalle (1872-1876).
José Pardo fue dirigente del Partido Civil y Ministro de Relaciones Exteriores durante el gobierno de Eduardo López de Romaña.El presidente de la Educación y la Cultura
Primer Gobierno 1904-1908
Después de la muerte de Manuel Cándamo Iriarte, Serapio Calderón asumió la presidencia y convocó a elecciones. El Partido Civil presentó como candidato a José Pardo y Barreda, el Partido Demócrata a Nicolás de Piérola Villena, quien se retiró poco antes de producirse las elecciones aduciendo falta de garantías. Este hecho hizo que en 1904 asumiera la presidencia de la República luego de ganar las elecciones representando al Partido Civil.
Su gobierno se caracterizó por impulsar la educación. La instrucción primaria en el Perú, según la Ley de 1876, dictada por Manuel Pardo, estaba en manos de los municipios. José Pardo, bajo la gestión de su Ministro de Justicia e Instrucción, decidió afrontar el problema.
Segundo Gobierno 1915-1919
Luego de los gobiernos de Billinghurst y Benavides, volvió al poder en 1915.
Durante su segundo gobierno tuvo que afrontar seria crisis económica debido a las consecuencias de la Primera Guerra Mundial, así como la agitación laboral por la conquista de las «8 horas de trabajo» otorgándola el 15 de enero de 1919.
Faltando poco para finalizar su gobierno fue derrocado por Augusto B. Leguía y Salcedo.
Las Obras Durante su Gobierno:
Impulsó la educación realizando una amplia reforma, por la cual, la Educación pasó a depender del Gobierno central. Se dispuso también que esta fuera obligatoria y gratuita y que en todo poblado con más de 200 habitantes hubiese siquiera una escuela elemental mixta.
La ley promulgada en 1905 se dirigió a reformar el sistema, la educación primaria pasó a depender del Gobierno central. Se dispuso también que esta fuera obligatoria y gratuita y que en haciendas, aldeas y minas hubiese siquiera una escuela elemental mixta al igual que en todo centro poblado con más de doscientos habitantes.
Se fundó la Escuela Normal de Varones para la formación de maestros, reorganizó la escuela Normal de Mujeres, inauguró la escuela de arte y oficios, creó la Dirección General de Instrucción de la que dependían inspectores encargados de la labor de vigilancia en toda la República.
En el ámbito de la cultura, creo la Academia Nacional de Historia, de Música, el Museo Nacional de Historia y la Escuela de Bellas Artes.
También fundó la Escuela Superior de Guerra para formar oficiales de Estado Mayor.
José Pardo y Barreda murió en Lima, el 3 de agosto de 1947.



ANDRÉS AVELINO CACERES
PRESIDENTE CONSTITUCIONAL
Primer Gobierno (1886 - 1890)
Segundo Gobierno (1894 - 1895)
Andrés Avelino Cáceres Dorregaray En Perú es considerado un héroe nacional por liderar la resistencia en la sierra central peruana contra la ocupación de Chile durante la guerra del Pacífico (1879-1883), siendo general del ejército peruano. Allí fue conocido como Taita Cáceres y El brujo de los Andes.
HISTORIA:
.Este insigne militar nació en el año de 1833 en el departamento de Ayacucho, sus padres fueron Domingo Cáceres Oré y doña Juana Dorregaray Cueva. Desde muy joven sintió la vocación por la vida militar y se enroló como cadete en el Batallón de Ayacucho a la edad de 18 años, por ese entonces comandado por el general Fermin Del Castillo, acérrimo partidario de Castilla, llegando a participar en su revolución contra Echenique en 1854.
Tuvo la oportunidad de viajar por Europa y otros países de América. Esta experiencia resultó enriquecedora para que el futuro héroe consolide su personalidad de peruano, militar y político.
Carrera Militar:
Cáceres inició su carrera militar enrolándose como cadete de las tropas de Ramón Castilla en 1854, en su ciudad natal. Desde ese momento, sus ascensos se sucedieron en forma constante y meritoria hasta obtener el grado militar de mariscal del Perú el 10 de noviembre de 1919.
Sus acciones heroicas y su gran capacidad de estratega destacaron durante la Guerra del Pacífico que enfrentó a Perú y Chile. Prueba de ello son sus hazañas en las batallas de San Francisco y Tarapacá, el Alto de la Alianza, San Juan y Miraflores. En todas ellas demostró su valentía y espíritu de entrega en defensa del Perú.
Poco después de la ocupación chilena en Lima, Cáceres organizó la resistencia en los Andes, formando sus tropas con la participación de los sectores populares y campesinos. Con ellos triunfó en Pucará, Marcavalle y Concepción.
Estas acciones de resistencia son conocidas como la Campaña de la Breña. La astucia con la que Cáceres condujo a nuestras tropas le valió ser denominado El brujo de los Andes.
Cuando en 1883 el general Miguel Iglesias firmó el Tratado de Ancón que puso fin a la Guerra del Pacífico, Cáceres expresó su desacuerdo. Su intención era seguir luchando hasta lograr expulsar al ejército invasor.
El camino recorrido fue el siguiente:
Subteniente (13 de mayo de 1854)
Teniente graduado (27 de enero de 1857)
Teniente efectivo (12 de junio de 1857)
Capitán graduado (11 de enero de 1858)
Sargento mayor graduado (1 de junio de 1863)
Sargento mayor efectivo (3 de junio de 1865)
Teniente coronel graduado (3 de julio de 1865)
Teniente coronel efectivo (16 de noviembre de 1872)
Coronel graduado (18 de enero de 1875)
Coronel efectivo (27 de octubre de 1879)
General de brigada (26 de mayo de 1881)
General de división (25 de octubre de 1886)
Mariscal del Perú (10 de noviembre de 1919)
Guerra de Tarapaca:
Al amanecer del 27 de noviembre de 1879 el grueso del ejército peruano (3000 hombres) se alistaba en Tarapacá para iniciar la marcha hacia Arica, siguiendo a las dos divisiones que se habían adelantado y ya estaban en Pachica.
Era las 9 y 30 de la mañana cuando tres arrieros llegaron a Tarapacá con una noticia urgente: un ejército chileno se acercaba por el oeste veloz y peligrosamente. El coronel Andrés Avelino Cáceres, por iniciativa propia, llevó su batallon Zepita, dividido en tres columnas, a ganar las alturas. Fue seguido por el coronel Manuel Suárez y su batallón 2 de Mayo. Afortundamente los nuestros sorprendieron a la vanguardia chilena del coronel Ricardo Santa Cruz. Cargaron a la bayoneta con un empuje incontenible, logrando ponerlos en fuga después de tres horas de sangrienta lucha.
Participo en la Batalla de Miraflores:
Durante el ingreso a Lima por parte de los chilenos, se produjeron varias batallas, Andrés A. Cáceres participaría en la de Miraflores, quedando herido en dicho enfrentamiento. Fue acogido y atendido por Jesuitas, tras su recuperación se dirigió a la sierra para organizar la resistencia. En mayo de 1881 Cáceres estableció su centro de operaciones en la zona de Jauja y se valió de su conocimiento de la zona y su dominio del quechua para formar un ejército constituido en su mayoría por gente del campo, montoneros, guerrilleros, indígenas, etc. Su contingente llegó a contar con 4 mil hombres medianamente uniformados y armados.
Desde allí comenzaron sus incursiones hacia la zona de Lima, Cáceres contaba con librar una guerra de guerrillas obteniendo respuesta por parte de los chilenos; el 26 de junio Cáceres se enfrentaría a las tropas chilenas en la provincia de Canta obteniendo una resonante victoria. Tras esto los chilenos tomarían conciencia del peligro que representaba Cáceres en la sierra y deciden terminar con su batallón; es así que en enero de 1882 las tropas de Lynch con 3000 hombres se dirigirían a la sierra por canta y el coronel Francisco Gana con mas de 1800 soldados lo haría por Chincha.
Primer Gobierno 1886-1890
La animadversión generada por la población hacia Iglesias por el contenido de aquel tratado causó que éste renunciara a la presidencia a favor de Antonio Arenas, quien la entregó posteriormente a Cáceres. Su mandato, fue muy modesto, más aún por la crisis derivada de la Guerra del Pacífico. Entre sus obras más destacables, fue primero el intento de mejorar la recaudación tributaria, la instauración de la educación primaria obligatoria, y algunas obras de irrigación en el norte y centro del país.
Lo mas resaltante fue que se impuso una politica de gasto publico, en la que se invirtió para reestablecer lo perdido en la guerra con Chile, seguido de la firma del famoso Contrato Grace, que Consistía en la entrega de las rentas producidas de los ferrocarriles, durante un período de 66 años, y pagos anuales de 300,000 libras esterlinas anuales, lo cuál aliviaría el peso de la deuda externa.
El Contrato Grace fue visto como una solución desesperada a la ya inmanejable crisis en el Perú, lo cual recibió muchas críticas; no obstante fue aprobado por el Congreso de la República a fines de 1888. Cuando llega a su fin su gobierno, el Partido Civil le quita el apoyo a Cáceres y lanza la candidatura de Francisco Rosas, mientras que el Partido Constitucional lanza al Coronel Remigio Morales Bermúdez, también se lanza Nicolás de Piérola, quien fue apresado por Cáceres, acusándolo de haber usurpado la presidencia en 1879, violando la Constitución. Así, Morales Bermúdez fue elegido Presidente de la República para el periodo 1890-1894. Al término de su mandato, Cáceres fue destinado a Inglaterra y Francia como ministro plenipotenciario.
Segundo Gobierno Presidencia (1894-1895)
Morales Bermúdez murió en el cargo el 1 de abril de 1894 y fue reemplazado por el vicepresidente Justiniano Borgoño. Tras las elecciones presidenciales fueron ganadas por Cáceres en medio de acusaciones de fraude. Su segundo mandato fue inaugurado el 10 de agosto de 1894.
Hubo brotes de rebelión generalizada en todo el país, que finalmente se unieron bajo el liderazgo del ex presidente Nicolás de Piérola. Las fuerzas rebeldes atacaron a Lima el 17 de marzo de 1895, la lucha que siguió fue detenido dos días después por un armisticio firmado bajo los auspicios del cuerpo diplomático. Reconociendo su derrota y la impopularidad, Cáceres renunció y fue reemplazado por una Junta de Gobierno provisional.
Llamado "Brujo de los Andes"
Al iniciarse la guerra con Chile es incorporado a la 2º División del Sur, tomando acciones en las batallas de San Francisco, de Tarapacá y del Alto de la Alianza, posteriormente es nombrado Comandante de la 5º División del Centro y participó en las batallas de San Juan y Miraflores, siendo herido en esta última. Fue acogido por Jesuitas, quienes velaron por su recuperación, una vez de pie, se dirigió a la sierra central, en la zona de Huancayo, para liderar la resistencia, obteniendo significativas victorias y ganándose por esto el apelativo de "El Brujo de los Andes", finalmente es vencido en Huamachuco el 10 de julio de 1833, tras un heroico combate.
Firmada la paz en Ancón, no reconoce la legitimidad del presidente Iglesias, motivo por el cual lo combate hasta obtener su renuncia. Elegido presidente en 1886 se hace célebre por la firma del controvertido Contrato Grace; permanecería en la presidencia hasta 1890. Sin embargo no sería la última vez que asumiría el mando del país pues, tras la muerte de Remigio Morales Bermudez sería favorecido nuevamente en las urnas, asumiendo un nuevo mandato el 10 de agosto de 1894. Este periodo se caracterizaría por una fuerte oposición de los partidos demócratas y civilistas, al punto de lograr su renuncia el 19 de marzo de 1895.
Su Muerte:
Mas adelante sería embajador en Italia y Alemania hasta que el gobierno le otorga el título de Mariscal un 10 de noviembre de 1919.
Cáceres fallecería en el año de 1923
                  
                                      San Martín de Porres
  
(Lima, 1579 - 1639) Religioso peruano de la orden de los dominicos que fue el primer santo mulato de América. Era hijo de Juan de Porres, hidalgo pobre originario de Burgos, y Ana Velásquez, una negra liberta, natural de Panamá.
Su padre, debido a su pobreza, no podía casarse con una mujer de su condición, lo que no impidió su amancebamiento con Ana Velásquez. Fruto de ella nació también Juana, dos años menor que Martín. Nacido en el barrio limeño de San Sebastián, Martín de Porres fue bautizado el 9 de diciembre de 1579. El documento bautismal revela que su padre no lo reconoció, pues por ser caballero laico y soltero de una Orden Militar estaba obligado a guardar la continencia de estado.

San Martín de Porres
Hacia 1586, el padre de Martín decidió llevarse a sus dos hijos a Guayaquil con sus parientes. Sin embargo, los parientes sólo aceptaron a Juana, y Martín de Porres hubo de regresar a Lima, donde fue puesto bajo el cuidado de doña Isabel García Michel en el arrabal de Malambo, en la parte baja del barrio de San Lázaro, habitado por negros y otros grupos raciales. En 1591 recibió el sacramento de la Confirmación de manos del arzobispo Santo Toribio de Mogrovejo.
Martín inició su aprendizaje de boticario en la casa de Mateo Pastor, quien se casaría con la hija de su tutora. Esta experiencia sería clave para Martín, conocido luego como gran herbolario y curador de enfermos, puesto que los boticarios hacían curaciones menores y administraban remedios para los casos comunes. También fue aprendiz de barbero, oficio que conllevaba conocimientos de cirugía menor.
La proximidad del convento dominico de Nuestra Señora del Rosario y su claustro conventual ejercieron una atracción sobre él. Sin embargo, entrar allí no cambiaría su situación social y el trato que recibiría por ser mulato y bastardo: no podía ser fraile de misa e incluso le prohibieron ser hermano lego. En 1594, Martín entró en el convento en calidad de aspirante a conventual sin opción al sacerdocio. Dentro del convento fue campanero y es fama que su puntualidad y disciplina en la oración fueron ejemplares. Más aún, dormía muy poco, entre tres a cuatro horas, y cuentan que, para no olvidarse de sus funciones por el cansancio, un gato de tres colores entraba a la enfermería y empezaba a rasguñarlo avisándole de su deber.
Sus hagiógrafos cuentan que tenía varias devociones, pero sobre todo creía en el Santísimo Sacramento y en la Virgen María, en especial la Virgen del Rosario, Patrona de la Orden dominica y protectora de los mulatos. Martín fue seguidor de los modelos de santidad de Santo Domingo de Guzmán, San José, Santa Catalina de Siena y San Vicente Ferrer. Sin embargo, a pesar de su encendido fervor y devoción, no desarrolló una línea de misticismo propia. La vida cotidiana del futuro santo era frugal en extremo. Era muy sobrio en el comer y sencillo en el vestir (usó un simple hábito blanco toda su vida). Se dice que cuando murió no hubo ropa con que amortajarlo, así que lo enterraron con su propio hábito ya roído.
En el convento, Martín ejerció también como barbero, ropero, sangrador y sacamuelas. Su celda quedaba en el claustro de la enfermería. Todo el aprendizaje como herbolario en la botica y como barbero hicieron de Martín un curador de enfermos, sobre todo de los más pobres y necesitados, a quienes no dudaba en regalar la ropa de los enfermos. Su fama se hizo muy notoria y acudía gente muy necesitada en grandes cantidades. Su labor era amplia: tomaba el pulso, palpaba, vendaba, entablillaba, sacaba muelas, extirpaba lobanillos, suturaba, succionaba heridas sangrantes e imponía las manos con destreza. En Martín confluyeron las tradiciones medicinales española, andina y africana; solía sembrar en un huerto una variedad de plantas que luego combinaba en remedios para los pobres y enfermos. Debió de empezar su labor como enfermero entre 1604 y 1610.
La vida en el convento estaba regida por la obediencia a sus superiores, pero en el caso de Martín la condición racial también era determinante. Su humildad era puesta a prueba en muchas ocasiones. Parecía tener una concepción muy pobre de sí mismo y hasta como miserable, y por lo tanto digno de malos tratos. Aunque frecuentaba a la gente de color y a castas, nunca planteó reivindicaciones sociales ni políticas; se dedicó únicamente a practicar la caridad, que hizo extensiva a otros grupos étnicos. Todas estas dificultades no impidieron que Martín fuera un fraile alegre. Sus contemporáneos señalan su semblante alegre y risueño.
Otra de sus facultades fue la videncia. Se cuenta que su hermana Rosa había sustraído una suma de dinero a su esposo, y se encontró con su hermano, el cual inmediatamente le llamó la atención por lo que había hecho. Su hermana no salía de su asombro, ya que nadie sabía del hurto. También tuvo facultades para predecir la vida propia y ajena, incluido el momento de la muerte.
En línea con la espiritualidad de la época, San Martín de Porres y su coetánea Santa Rosa de Lima practicaron la mortificación del cuerpo. Martín se aplicaba tres disciplinas cada día: en las pantorillas, en las posaderas y en las espaldas, siguiendo un riguroso horario y evitando mermar su salud para el cumplimiento de otras obligaciones. Llevaba además dos cilicios: una túnica interna de lana entretejida con cerdas de caballo y una cadena ceñida, posiblemente de hierro.
Su preocupación por los pobres fue notable. Se sabe que los desvalidos lo esperaban en la portería para que los curase de sus enfermedades o les diera de comer. Martín trataba de no exhibirse y hacerlo en la mayor privacidad. La caridad de Martín no se circunscribía a las personas, sino que también se proyectaba a los animales, sobre todo cuando los veía heridos o faltos de alimentos. Tenía separada en la casa de su hermana un lugar donde albergaba a gatos y perros sarnosos, llagados y enfermos. Parece que los animales le obedecían por particular privilegio de Dios. Uno de los episodios más conocidos de su vida es que hizo comer del mismo plato a un perro, un perico y un gato.
Como se dice de otros santos de la época, Martín también sufrió las apariciones y tentaciones del demonio. Se cuenta que en cierta ocasión bajaba por las escaleras de la enfermería dispuesto a auxiliar a uno de sus hermanos cuando se encontró con el demonio debajo de la escalera. Martín tuvo que sacar el cinto que llevaba y comenzó a azotar al demonio para que se fuera del convento. También se le atribuyó el don de lenguas, el don de agilidad y el don de volar. Sus compañeros, que lo vigilaban continuamente, veían cómo su cuerpo se iluminaba. Se contó de él que podía estar en dos lugares a la vez y penetrar en los cuerpos sin mayor resistencia.
Hacia 1619 comenzó a sufrir de cuartanas, fiebres muy elevadas que se presentaban cada cuatro días; este mal se le fue agudizando, aunque continuó cumpliendo con sus obligaciones. Con el correr del tiempo, Martín fue ganando no sólo fama sino que empezó a ser temido. La imaginería popular se desconcertaba ante sucesos sobrenaturales, algunos de ellos no presenciados pero conocidos de oídas. Por ejemplo, cierto ensamblador llegó a asustarse porque con mucha frecuencia se aparecía sin ser visto. Comenzaron a correr rumores de que deambulaba por el claustro por las noches, rodeado de luces y resplandores. También causaban miedo sus apariciones inesperadas y sus desapariciones inexplicables.
En octubre de 1639, Martín de Porres cayó enfermo de tabardillo pestilencial. Murió el 3 de noviembre de ese año. Hubo gran conmoción entre la gente, doblaron las campanas en su nombre y la devoción popular se mostró tan excesiva que obligó a hacer un rápido entierro. A pesar de la biografía ejemplar del mulato Martín de Porres, convertido en devoción fundamental de las castas y gentes de color, la sociedad colonial no lo llevaría a los altares. Su proceso de beatificación terminó en 1962, bajo el papado de Pablo VI.
              
                  
RAMÓN CASTILLA Y MARQUESADO
PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA
(1845-1851)
PRESIDENTE PROVISORIO
(1855-1857)
PRESIDENTE CONSTITUCIONAL
(1858-1859)
PRESIDENTE CONSTITUCIONAL
(1860-1862)
Un caudillo peruano, Mariscal de Ayacucho Presidente del Perú cuatro veces. Es considerado el Libertador de los negros y de los indios al abolir la esclavitud y el tributo indigena. Su primera aparición importante en la historia del Perú comenzó con su participación en el ejercito.
HISTORIA:
Don Ramón Castilla nació el 30 de agosto de 1797, en el pueblo de Tarapacá. Tarapacá era en aquella época simplemente un grupo de casas que rodeaban a una iglesia. Ni por su paisaje, ni por su clima Tarapacá era propicio para dar tipos de carácter contemplativo. Más bien tenía latente la posibilidad de producir gente sobria y frugal y al mismo tiempo práctica, de acción. Por herencia, Castilla recibiría también sugestiones de orden análogo. Su padre, don Pablo Castilla, bonaerense, había sido cateador de minas. Su abuelo Pedro Pablo Castilla había venido a América como empleado de hacienda del virreinato. Su madre doña Francisca Marquesado, provenía de un origen no español, sino genovés. La cuna de Castilla no estuvo, como la de Santa Cruz, mecida por leyendas suntuosas. Sin embargo, cuando ya Castilla fue un hombre en cuyos antecedentes se fijó la curiosidad y el interés de sus compatriotas, alguna vez aludió a que provenía de origen más que decente, dividiendo a los hombres en tres categorías: los que provienen de origen más que decente, los de origen decente y los de oscuro origen. Pero la verdad es que por su ignorancia intuitiva, por su astucia cazurra, por su tenacidad, por su rudeza campechana, Castilla es un exponente mas bien plebeyo, como lo demuestra también su tipo físico.
En 1812 se enroló, junto con su hermano Leandro, en el ejército realista. Contaba entonces con quince años. Participó activamente en las campañas contra la patria vieja chilena. Tras la derrota de los insurrectos independentistas recibió en Santiago, en 1816, el despacho de cadete efectivo en el regimiento de caballería Dragones de la Frontera.
A los veinte años, como oficial de escolta del Brigadier Casimiro Marcó del Pont en el ejército español, cayó prisionero con él tras la Batalla de Chacabuco el 12 de febrero de 1817 en la hacienda "Las Tablas" cercana a El Quisco. Enviado al campo de detención de Las Bruscas en Buenos Aires, logra escapar junto al también prisionero realista Fernando Cacho en cuya compañía retorna al Perú en una marcha a pie que duró 5 meses atravesando 7 mil millas, muchas veces por territorios salvajes, y que resulta de por si una hazaña no repetida. Reintegrado al ejército real, en 1820 recibe el grado de teniente, continua en filas realistas hasta 1821 año en que proclamada la independencia del Perú. Como buen militar, acata las órdenes del nuevo régimen legal y se incorpora al ejército peruano bajo el mando de Don José de San Martín.
Al renunciar San Martín al Protectorado del Perú, Castilla se pone a favor de José de la Riva Agüero y Sánchez Boquete.
Tras las batallas de Junín y Ayacucho, en esta última fue herido dos veces, ascendió a teniente coronel. En 1825 pide licencia para visitar a su familia en su provincia natal, a su paso por Arequipa conoce personalmente a Simón Bolivar, quien como recompensa a sus servicios lo nombra prefecto de la provincia de Tarapacá.
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Carrera Militar:
Carrera militar la inició en las guerras de independencia pero en el bando realista. Rápidamente pasó a las filas patriotas y tuvo una digna participación al lado de San Martín y Bolívar. Siempre apoyó a cuanto caudillo autoritario aparecía en escena principalmente a Domingo Nieto, Felipe Santiago Salaverry y Agustín Gamarra. Fue prefecto de Tarapacá (su tierra natal) y Puno y opositor feroz de la Confederación peruano-boliviana. Fue deportado a Chile junto a otros peruanos inconformes con el proyecto santacrucino y desde allí confabuló junto al ministro Diego Portales para acabar con la Confederación. Junto a Manuel Bulnes ingresó al Perú en las llamadas campañas restauradoras y venció a Santa Cruz en la batalla de Yungay, aniquilando para siempre la unión entre Bolivia y Perú.
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Primer Gobierno:
Ramón Castilla asumió la presidencia por primera vez en 1845 y tuvo una política que iba de lo liberal a lo conservador, negociando con las elites y caudillos regionales la estabilidad política del país. Una vez quietas las aguas en el ámbito militar y asumida la legalidad del gobierno entre los más conspicuos caudillos, Castilla aprovechó los réditos del guano para llevar a cabo un ordenamiento fiscal sin precedentes. Entre sus obras destacan la creación del presupuesto para los años 1846 y1847, que por primera vez indicaba las perdidas y forados fiscales en el erario nacional. El guano se convirtió en el principal agente de divisas para el reordenamiento económico y para el pago de la deuda externa a Inglaterra y Estados unidos principalmente.
Otra de las preocupaciones de Castilla fue la poca capacidad militar del Perú frente a sus vecinos y potenciales enemigos. Ordenó la compra de varios buques y bergantines y la apertura de una escuela militar. Pertrechó al ejército y adquirió material bélico, cañones, obuses y nuevos rifles.
embellecimiento de lima fue su preocupación:
El embellecimiento de Lima fue otra de sus preocupaciones. Durante su gobierno se inauguró el alumbrado a gas en la ciudad capital, se reconstruyó el Paseo de los Descalzos, y se construyó el Mercado Central de Lima, acaso una de las obras más relevantes, pues las paraditas o mercadillos que abundaban en la ciudad, fueron muchas veces focos infecciosos y de propagación de enfermedades.
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Segundo Gobierno:
Este segundo gobierno fue de corte liberal. La expresión máxima de los pensamientos y expectativas de esta época se expresó en la constitución de 1860, caracterizada por la inclusión de sectores sociales hasta ese momento excluidos de la vida política nacional. De igual manera la soberanía popular no hizo mella a las corrientes conservadoras que postulaban la soberanía de la inteligencia sobre el ignaro pueblo que no tiene los medios económicos ni las facultades mentales para conducir al estado.
La constitución se caracterizó por fortalecer las funciones de la cámara de diputados, reducción del tiempo de gobierno (de seis a cuatro años), elección de dos vicepresidentes y se le permitía el derecho a voto a todos los hombres que supieran leer y escribir, a los jefes de taller o pequeña empresa y a los que paguen alguna contribución al estado.
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Entre sus Obras:
Entre las principales obras del segundo periodo de Castilla sobresale la realización del Censo General de la República, que dio como resultado una población de 2 millones 487 mil habitantes, la creación del Departamento de Loreto y la compra de varios barcos para la exploración y el patrullaje del Amazonas. Otras obras a destacar fueron la restitución de las Municipalidades y la creación de la Dirección de Obras Públicas, la inauguración del servicio de agua potable en la ciudad capital, la construcción del tren de pasajeros Lima-Chorrillos, la promulgación del Reglamento de Instrucción Pública (1855), de tendencia liberal y elaborado principalmente por Sebastián Lorente.
Creó los departamentos de Loreto y Cajamarca.
*_Construyó la Penitenciaria de Lima.
*_Construyó los monumentos a Colón y Bolívar.
*_Se creó el Archivo Nacional.
*_Se construyó el Primer Mapa.
*_Firmó el Tratado Mapasingue con Ecuador.
*_Estableció el primer servicio telegráfico.
*_ Realizó el primer Censo de la República.
*_La fragata “Amazonas” al mando de José Boterín dio la vuelta al mundo.
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Castilla es llamado Libertador:
No sólo por haber sido de los vencedores en Ayacucho, sino principalmente porque redimió al indio del injusto tributo que pagaba por el derecho de vivir en su propia tierra, y porque liberó al negro de la ignominiosa esclavitud, nueve años antes de que Abraham Lincoln lo hiciera en los Estados Unidos de Norteamérica. Y también se le honra como el Soldado deja Ley, porque instauró la Libertad de Prensa en la Constitución de 1860. Su honradez fue acrisolada, y gustó siempre de repetir la frase: "Podrán acusarme de todo, menos haber ensuciado mis manos con el vil metal". Con toda justicia se le considera además como el Primer Demócrata de Sudamérica y fue tan vasta su obra en este campo, que en estos cruciales momentos Castilla debe resurgir como un espíritu tutelar e inspirador que conduzca al Perú por la senda del engrandecimiento, hacia la recuperación del sitial que siempre debió corresponderle en América y el Mundo. La Caballería Peruana es el monumento viviente a su memoria, el redoblar de sus cascos al galope y el resonar de sus clarines, es el cántico a su gloria. El insigne poeta Sullanero Carlos Augusto Salaverry, cual ningún otro, interpretó y describió con emoción profunda la vida de Castilla en estos versos: "Fórjele Dios de acero templado, a contrastar el choque de la guerra, áspero, duro, indómito soldado, luchó por la ambición de ser llorado, ¡La más bella guirnalda de la tierra!, iSombra ilustre! De América recibe, eterno el lauro que tu nombre adquiere ella en el libro de su historia escribe:, ¡Quien vive por su patria nada vive!, ¡Quien muere por su patria, nunca muere!".
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El Grande Gobernante que Tenia el Perú:
El Gran Mariscal Ramón Castilla es indudablemente el más grande gobernante que ha tenido el Perú en su azaroso devenir republicano, uno de los jefes más característicos de nuestro Ejército en todos los tiempos y uno de los más grandes patriotas con todo mérito reconocido como insigne Patrono del Arma de Caballería.
la presidencia de Castilla empezó para la república una era de orden y progreso en todos los aspectos. Una de sus preocupaciones fundamentales fue la tecnificación del Ejército, a cuyo efecto reabrió el Colegio Militar de Bellavista. Pero fue su programa naval el que personalizó con trazos vigorosos e inconfundibles sus atributos de estadista vidente. Castilla proyectó, aspiró, ambicionó y luchó por dotar al país de modernas unidades navales de trasporte y de guerra, colocando a la Marina del Perú a la cabeza de sus pares en América Latina.
Y lo hizo sobreponiéndose a la crítica de legisladores que no supieron prever las intenciones neocoloniales de España, ni la codicia que despertaba en Chile el salitre tarapaqueño. Castilla adquirió los bergantines "Guisse" y "Gamarra" y las goletas "Peruana" y "Héctor" así como el transporte " Alaiza" y ordenó la construcción del buque de guerra "Rímac" y de la fragata "Amazonas". Para tecnificar a nuestros marinos dispuso el funcionamiento de la Escuela Naval y creó el Apostadero Naval de Paita, la Factoría de Bellavista y el dique seco de San Lorenzo. Y otro aspecto destacable en este ámbito fue la militarización de las Fuerzas de Policía. En política exterior Castilla dio pasos acertados definiéndose como un celoso guardián de la intangibilidad territorial de la nación y como un portaestandarte del panamericanismo. Organizó metódicamente la representación diplomática y al considerarla suficientemente acreditada, reunió al primer Congreso de Plenipotenciarios Americanos, iniciando así la política de la buena vecindad hemisférica que idealizara Bolívar. Fue por aquel tiempo que el canciller peruano José Gregorio Paz Soldán enarboló el principio de que "la agresión a un pueblo Americano significa la agresión contra todos", principio que mucho después, ya en la década del 40 del siglo XX sería sancionado por la Organización de Estados Americanos.
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Convención Nacional y la Constitución de 1856
En pleno apogeo del primer militarismo, luego de triunfar militarmente en La Palma, Ramón Castilla convoca a una Convención Nacional de Diputados para que dicte una nueva Constitución. Sus representantes fueron elegidos, por primera vez por medio de sufragio directo. Entre sus principales figuras se encontraban: Pedro Gálvez, Manuel Toribio Ureta, Santiago Távara, Mariano Ignacio Prado, Juan Cavero, y la figura máxima del Congreso, José Gálvez.
La Asamblea se instaló el 14 de julio de 1855 con 72 diputados, terminando de aprobar la Constitución el 13 de octubre de 1856. Sin embargo, se reunió hasta su violenta disolución el 2 de noviembre de 1857. Singularmente fue la Asamblea que más duró. Entre las primeras medidas de esta Asamblea se encontraba la elección de Ramón Castilla como Presidente Provisorio.
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Congreso Ordinario y la Constitución de 1860
Que había sido elegido presidente en agosto de 1858, junto con Juan Manuel del Mar, convocó a un Congreso Ordinario para que renovara la carta constitucional. La de 1856 no estaba plenamente vigente, por lo que el país vivía un peligroso vacío institucional.
El Congreso Ordinario, mantuvo en materia de sufragio, la misma dirección que la constitución anterior. Sin embargo, lo importante fue el debate sobre el voto de los analfabetos. Se les volvió a negar nuevamente dicho derecho por iniciativa encabezada por el clérigo conservador Bartolomé Herrera.
Entre los principales aspectos políticos se encuentran los siguientes: son ciudadanos peruanos los que tienen 21 años o son casados, pero tienen derecho de sufragio sólo los que saben leer y escribir o son jefes de taller, o tienen propiedad raíz o son contribuyentes; los poderes son los mismos que las anteriores, encontrándose el legislativo conformado por dos cámaras, senadores y diputados; en cada provincia corresponde por lo menos uno, por cada treinta mil habitantes. Los diputados deben tener 25 años de edad, ciudadanos en ejercicio y poseer una renta; Los senadores, por su lado, igual pero deben tener 35 años; Las cámaras se renovarían por terceras partes cada bienio; para ser elegido presidente los requisitos son iguales a los de senador. El Congreso calificará las actas electorales y elegirá entre los dos más votados si ninguno llega a obtener mayoría absoluta. El cargo durará cuatro años y no habrá reelección. Por primera vez se instala la figura de dos vicepresidentes; se creó la Comisión Permanente del Congreso, que funcionaría entre los intervalos de las legislaturas y era conformada por diputados y senadores.
En 1867 se elaboró otra Constitución. No obstante, el gobierno al año siguiente declaró la vigencia de la de 1860. Conservadora como la de 1839, es la que más tiempo ha regido la vida republicana, cerca de sesenta años, con sólo breves interrupciones. El país ingresaba así a un periodo muy especial que abría paso a los civiles, pero también a la infausta guerra del Pacifico.
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Exilio y Muerte:
En 1864 condena la política internacional del gobierno de Pezet, siendo apresado y alejado hasta las playas del Peñón de Gibraltar, España. En su ausencia se produce el Combate del 2 de Mayo.
A su regreso al Perú, es deportado a Chile por orden del Presidente Mariano Ignacio Prado y desde allí, ya septuagenario, se rebela contra el derroche de la Hacienda Pública y desembarca en Pisagua (Puerto de Tarapacá) con una pequeña escolta, siendo su propósito regresar al Perú y tomar por quinta vez las riendas del gobierno. Muere durante el viaje hacia la ciudad de Arica, en la Quebrada de Tiviliche el 30 de mayo de 1867.